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LE MONDE DIPLOMATIQUE


Normalidad democrática y Estado de excepción en México

Por Iván Molina *

 

1.- La consolidación de la economía de mercado y del gran capital.

El periodo actual caracterizado por la transición a la democracia, el equilibrio de los poderes y la vida política plural paradójicamente es resultado de la consolidación del gran capital luego de más de 15 años de luchas interempresariales para controlar el eje de la política económica. Pero al mismo tiempo constituye el factor de la probabilidad de cerrar el espacio a la democracia por la "rebaba social" del modelo y entonces entrar a un estado de excepción en caso de que los partidos políticos no sean capaces de contener o coptar la emergencia de una fuerza opositora al modelo, popular, espontánea, independiente y fuera del control del sistema de dominación y político cuya liberación del control presidencialista hizo que ya no funcione como instrumento directo del Estado.

Las pugnas entre las fracciones de la burguesía mexicana abrieron espacios entre los que emergieron los proyectos de modernización y reforma económica y política como del Estado, necesarios en virtud de las necesidades de los nuevos ejes del desarrollo económico de cara a la globalización. Es decir, la libertad económica con la libertad política y el nuevo papel del Estado y del gobierno. (Friedman, Milton;1982, [1])

La fracción empresarial mundializada, superó a los sectores en transición y atrasados en un proceso que duró poco más de 10 años en su fase final a partir de 1986. Las fracciones se superponen en la historia reciente como generaciones ligadas a cada estilo de desarrollo desde finales de los cuarentas; cincuentas a setentas y los ochentas para arribar a 1997. Cada generación es un bloque de banqueros, comerciantes, industriales, agricultores, de servicios. Repartidos en grandes, medianos y pequeños, ligados a exportación o mercado interno, atrasados, en transición a la modernidad productivo-tecnológica y modernos.

Los choques entre fracciones producen espacios en los que emergen capas medias o populares que se asocian y suman demandas. En México no se generó un movimiento democrático con alianzas entre fracciones y sectores populares como en el caso de Nicaragua -- y a partir de ese espacio surgió el enfrentamiento popular contra el Estado y el bloque empresarial en su conjunto-- por citar uno próximo, tampoco la transición a la modernidad y el triunfo del gran capital exigió acabar con las instituciones del sistema político centralizándolas a través de un estado tecnócrata militar como en Chile. (2)

El proyecto del gran capital mexicano se consolidó a través de una larga transición y con las fuerzas del mercado. Este es el verdardero sentido --político-- de la política económica: se trata de la definición del eje y su control a partir de la lucha interempresarial. No es un conjunto de instrumentos econométricos. El eje de hoy es el del gran capital, el de la tercera generación empresarial y no el de medianos, atrasados, tradicionales, para el mercado interno propios de parte de la segunda y primera generaciones empresariales.

2.- Un bloque empresarial fuerte permite un estado democrático y elástico.

Históricamente hablando, a una fracción empresarial fuerte o un bloque fuerte en el poder y dueño de la política económica, puede corresponder un estado y sistema político democrático, flexible, negociador, plural. Sin embargo, al tiempo que hemos llegado al horizonte de la flexibilidad y la apertura, ocurren dos fenómenos paralelos: por un lado, el sistema de dominación y político está en proceso de restructuración ya que en cada institución de dicho sistema se libra una batalla por su control desde las diversas fracciones empresariales y otras capas sociales. El sistema político está integrado por la Iglesia, sindicatos, universidades, el propio Estado, medios de comunicación, organismo y cámaras empresariales, otros sociales, organizaciones no gubernamentales, partidos políticos.

La ruptura del sistema presidencialista vertical corresponde al movimiento en el que no sólo el aparato de estado es tomado por el gran capital con sus cuadros, -Harvard, MIT, Chicago, Iberoamericana, Anáhuac-, con sus planes y para diseñar la politica económica correspondiente, sino cada una de los restantes instituciones: El partido en el poder --PRI-- fue asaltado en 1985 y perdió de suyo el carácter popular para ser el partido del gran capital, aunque quiso conservar aquél rostro. Las cámaras empresariales, los medios de comunicación son otros ejemplos. Lo que sucede es que a la fracción nacional emergente no conviene un Estado todólogo, que reme y lleve el timón, centralizado, subsidiario, sin competencia ni proveedores, ni agencias de desarrollo. Menos conviene si centraliza y manda en todas las instituciones del sistema político y peor aún si es el estado de todas las fracciones empresariales, del conjunto de la burguesía y dá subsidios a todos.

3.- El sistema político y de dominación en crisis.

El gran capital requiere de "su" estado, moderno, con subsidios específicos y particulares -bancos, carreteras, impuestos-, al tiempo que rompa con el control y democratice el sistema político, lo libere a la fuerza de la competencia social y política (3).

Esta transición ha llevado a un segundo elemento en la realidad mexicana: hay una crisis del sistema de dominación y político en el sentido que desde cada institución es imposible pensar en sus funciones de institucionalización, de mediación, de interlocución, de coptación. La reconversión al interior de cada una las lleva a nuevas funciones y fuera de la mano del presidente o del ministerio del interior como en el caso de los medios cuya transición ha forjado una institución independiente, crítica, abierta y ya no es herramienta de dominación directa a la vieja usanza por el viejo estado. Sin embargo, el estado del gran capital lo requeriría así y esa es la contradicción. Ya no hay mandos centralizados, se han abierto como la economía y la política en el mercado. Por ejemplo, ¿podría la estructura sindical de hoy día contener a los que no están incluidos en la tasa de sindicalización actual, a los sin sindicato oficial? ¿Cuando haya cambios en la Ley Federal del Trabajo y se flexibilice de manera generalizada, que de hecho el proceso ya está en marcha a nivel de empresa, quién va a evitar el nacimiento del Marcos Urbano?

El problema del nuevo modelo y la crisis del sistema de dominación transita por una situación antinómica: por un lado, la apertura y la transición democrática son reflejo de la necesidad de modernizar el estado y abrir espacios políticos, de flexibilizar y volverlo elástico, acabar con la corrupción y la burocracia que no es útil para la velocidad de reproducción del capital moderno y a esto se suma el trabajo de los partidos de oposición que han conquistado espacios por la vía electoral legítima y legal, entonces las condiciones están dadas para la transición democrática.

Empero, los partidos no contienen a toda la sociedad civil cuya mayoría está fuera de sus filas y los que votaron no son los mismos que los cuadros que militan, por lo tanto, el modelo ha creado arroja la mayor producción de pobreza en la historia, condición sine qua non del modelo, la otra cara de la que están conscientes y preocupados los gobiernos, los organismos internacionales y multilaterales (PNUD, 1997) por que la reacción de la población asentada en cordones de pobreza y regiones subdesarrolladas puede parar "el brillo del modelo y sus éxitos" (4).

Por lo tanto, el segundo elemento de la antinomia consiste en que dada la crisis del sistema de dominación, la respuesta popular sería espontánea, directa, sin interlocutores y de frente al estado, vale decir, a sus dos pilares, la burocracia civil y militar.

4.- Los partidos políticos y las nuevas realidades.

La situación actual con todo y oposición de partidos muestra que a pesar de los intentos de su clasificación ideológica como de centro, centro izquierda y centro derecha, en realidad esconde que no hay mayores diferencias y matices en torno al modelo. El PRI como el productor y diseñador desde las filas del gran capital con resistencias internas para lograr plenamente la modernización; el PAN como el soporte del modelo pero con la exigencia de acelerar la modernización y reforma del estado y el PRD con una síntesis de ambos apoyado en la crítica a las aristas o filos de la política económica para hacerla con mayor énfasis en lo social, acercandose a las demandas populares.

Empero, ninguno puede decir que es un partido de masas e identificado con los intereses de clase alguna, salvo el PRI con el gran capital. Todos coquetean con el rostro popular y van del reformismo puro del PRD a la derecha absoluta del PRI.

En este sentido, los partidos políticos que han rescatado la autonomía del poder legislativo en la Cámara baja, con independencia del ejecutivo, tienen una encrucijada al frente: su reforma o su muerte por rebasamiento popular que para algunos va a significar su definición de clase y detectar que el carácter de la demanda define el carácter del movimiento político y con ello las necesidades populares exigirán propuestas y proyectos cada vez más radicales lo que para el PRD va a implicar quemar etapas y plegarse a un proyecto popular más radical y tal vez no simplemente limar las aristas al modelo o, si no lo hace, marginarse y ser rebasado.

El PRD se convertirá en un imán, factor aglutinador político tanto de sectores de base como de militantes de otros partidos, por ello, las expectativas desde los votantes, militantes y sociedad simpatizante, así como los sin partido son muy grandes y coinciden con los marginados y pobres, "solamente" 33 millones de mexicanos. Pero este es justamente su reto y encrucijada. Tanto el D.F. y su problema de violencia-respuesta social al modelo, como la región centro-sur-sureste (5), por ejemplo, reclamarán una nueva forma de gobierno y la alternativa a recortar el modelo, no solamente limarle aristas. La simple discusión de la política económica y del presupuesto en la Cámara baja, podría llevar a arrastrar a los sectores empresariales que fueron desplazados por el gran capital y que nunca encontraron expresión política y ahora tienen un vehículo. De igual forma, las expresiones indígenas y luchas regionales, así como de los trabajadores, sindicatos, jóvenes, estudiantes, campesinos, organizaciones no gubernamentales a nivel nacional, sector compuesto por los más, sin partido, organizados y con una fuerza independiente considerable, en suma, el PRD podría convertirse en el partido de masas siempre y cuando algutine, persuada, penetre y ofrezca alternativas... De ahí su planteamiento para reforma. Entonces puede ser un brazo del sistema político interlocutor sin modificar el modelo solamente ajustando, o puede ser arrastrado y pasar la raya del brazo a ejecutor de demandas para otro tipo de movimiento... entonces sí, a la izquierda y popular. Por ejemplo, la reciente creación del frente político del sur-sureste del país, llevará seguramente a un fuerte crecimiento de la influencia del PRD en ese corredor que corresponde casi naturalmente a este partido pero también significa un arma de dos filos: su acercamiento implica un factor de presión para que queme etapas y sea obligado a responder rápido y adoptar diversos métodos para resolver problemas. Si su capacidad de respuesta y propuesta, proyectos, no son orgánicos o quedan atrás de las demandas será rebasado y nada detendrá a la reacción popular espontánea.

La caída electoral del PRI no se debe tanto a los crímenes políticos, ni a los datos de corrupción, ni a la mala imagen de algún funcionario, o la mala selección de candidatos, eso es reflejo de otra realidad: el voto en contra fue de castigo o de reprobación al modelo económico que de suyo es impopular aunque se quiera disfrazar equivocadamente de popular. Por ello, como el modelo no va a resolver el problema de los pobres aunque existan mil programas contra la pobreza, ya que la produce, será inútil que este instituto político busque los mecanismos de legitimación y credibilidad con las bases e intente ser popular y atender a todos los clientes desde campesinos, hasta obreros y vendedores, como empresarios. Las clases sociales se recompusieron con sus capas y el gran capital no es sinónimo de pobre aunque necesite la política de amortiguamiento. Cómo vender una propuesta al pueblo desde una acción contra él...? Entonces, tal parece que su destino es declararse el partido del gran capital, de la derecha extrema con intenciones sociales, el impulsor del modelo de economía de mercado con rostro humano. Con ello, automáticamente generaría un nuevo movimiento fincado en la esperanza de mejoría de la calidad de vida sin que haya seguridad para nada, pero un movimiento social con sentido local-mundializado que dará oportunidades a los pobres, de apoyo al gran capital, parecido al chauvinismo-social. Un movimiento así podría en el futuro avalar y apoyar que el estado entrara a una forma de excepción en la que se centralizara al sistema político en su conjunto y sume técnócratas con militares.

La artereoesclerosis del PRI tiene dos brazos generales: Por un lado, la reconversión de programas, planes, proyectos, alianzas de clase, bases de apoyo; y, de otra parte, el problema de las pugnas del funcionariado y la burocracia partidistas.

El primer asunto es un problema de definición política, de demandas y por ende del carácter del movimiento. Su definición histórica no en la geometría de las izquierdas y derechas, liberales o no, sino con un proyecto claro y orientado a sectores, clases, capas, fracciones. Las razones por las que las bases de apoyo y alianzas de clase, campesinos, obreros, sectores populares, quedaron al margen de las filas del partido, tienen fundamento en que el tipo de proyecto ligado sin matices a la modernización, la apertura y el libre mercado provocó la radicalización de las direcciones no de las bases. Si se define como de derecha, liberal, pro-modernización, quedaría claro su proyecto. En la extrema derecha tendría más apoyo, adeptos, credibilidad. Empero, en el caso actual, la fusión de corrientes lo mantiene en una verdadera dispersión y confusión así como pugnas e intereses. El problema del funcionariado ligado a la dispersión de ideologías o de "programas" así como a los grupos y cadenas de posiciones, corrupción, intereses, negocios, enriquecimientos, antes fortaleza del partido, son hoy día su principal obstáculo.

Si el PRI cáe en un vacío de poder por las disputas de los grupos sería igual a perderlo definitivamente. Para la burocracia del partido antes de ver su futuro está la mira puesta en el año 2000, de tal manera que no importa profundizar la crisis si alguna facción gana la candidatura, sin respaldo presidencial y sin garantías de éste que ya no tiene la “varita mágica” para conservar su poder tradicional al poder decidir el candidato sucesorio. De hecho, la distancia relativa del Presidente ha sido un factor fuerte en el agudizamiento de las pugnas internas de por lo menos tres corrientes hasta el momento: El del secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, Carlos Hank González y ligas con organizaciones formales e informales desde el D.F. hasta Tijuana. El grupo de los gobernadores del sur llamados duros que no opuestos al modelo; el grupo del ex-secretraio de gobernación Esteban Moctezuma y Francisco Labastida cuyo defecto es que en el caso de Moctezuma su discurso es el mismo de Roque Villanueva como agoreros del caos y la ingobernabilidad con los triunfos de la oposición. O bien personajes como Silva Herzog, Juan Millán en un cuarto frente, etc. Cualquier grupo debe corresponder a una propuesta de programa y definición política, no al revés.

El partido tricolor se convirtió en una estructura burocrática --en el sentido histórico, de no cambiar, de no trabajar en asambleas y las direcciones no dejar los puestos-- y por ende de pugnas y luchas internas. Los grupos se fueron sumando por etapas en el interior del PRI, los que defendían el proyecto actual y enlazados desde 1989 hasta la fecha; por otro lado, los que habían quedado en el camino como efecto de capas en transición y representantes de sectores sociales en el mismo proceso; y unos más atrasados, la plena y llana vieja guardia.

En esta plana se dibujan dos posibilidades que reflejan dos grandes posiciones frente al PRI: de una parte, los grupos tradicionales que agrupan a parte de los sectores en transición --lo que obliga a pensar en su correspondencia con sectores económicos en esa situación-- más los atrasados. Esta fracción mantiene espacios de poder en buena parte de los puntos de apoyo del partido, desde la CTM hasta la central campesina, como el sector popular. Desde luego, basta con analizar el perfil y composición de la cámara de diputados o al de senadores para evaluar el carácter de permanencia y reciclaje de personajes de la vieja guardia.

De otra parte, encontramos al grupo emergente que no ha podido tomar el control del partido completamente, aún cuando se hayan postulado a candidatos estratégicos con la referencia de modelo modernizador, pero no es el caso en todos, ya que los candidatos surgieron desde centrales de poder y no desde las bases en cada distrito. Por ello, especialmente el ejemplo de Querétaro funciona para ver en qué medida correspondería un candidato con perfil en transición frente a las fracciones empresariales emergentes ligadas a la nueva regionalización y que demandan un estado regional moderno y eficiente. Desde luego esto choca con la imagen de la vieja guardia. En este sentido, cabe mencionar que la fracción moderna y emergente es la otra punta de fuerza que podría tomar definitivamente el control del aparato de partido y llevarlo a ser el del gran capital declarado.

Otro escenario es que los sectores viejos podrían dar marcha atrás y los emergentes renovadores ocupar al partido. Empero, cabe la posibilidad de que los emergentes y nuevos políticos, modernos, sean los que hagan un repliegue y se cree un vacío de poder en el partido especialmente luego que capas y sectores empresariales estarían con la atención puesta en los nuevos actores de la oposición y la necesidad de lograr acuerdos con ellos. Entonces el revolucionario institucional terminará de caer en la sima en manos de los "viejos". La instalación de la 57 legislatura y la actitud de los diputados priístas muestran la falta de congruencia desde Bucareli hasta la dirección del partido y la desadaptación así como la posibilidad de que los mismo priístas piensen en el subconciente político --si atendemos al origen y selección de los candidatos a diputados-- que si la Cámara no es del PRI pues podrían acceder a la idea de desaparecerla.

Si el PRI logra rearticular su proyecto y volverse orgánico a alguna clase social, el problema es que aún así tenderá a desaparecer como tal debido al ancla del funcionariado y sus pugnas internas por el poder y control, al margen de ideologías y proyectos. Los caciques, los de siempre, los tecnos, los duros, nunca podrán ponerse de acuerdo y la discusión del proyecto quedará pendiente, el círculo vicioso podría convertir al PAN en el verdadero heredero de la representación del gran capital pero con un poco menos de pugnas que no exento y menos corrupción.

El PAN se enfrenta a los relevos de poder al interior de ese partido y al arribo de "los bárbaros del norte". Lo que quiere decir que de origen hay una división que habla de su reorganización y en la que hay mayor influencia del grupo del norte. A la preocupación panista de volverse partido de masas, debe sumarse la imposibilidad como del PRI de ser un partido popular con un proyecto y programa impopular. Su fuerza electoral se apoya en las desviaciones del PRI y el desmantelamiento del viejo estado en favor de las necesidades de acelerar la modernización que tiene más transparencia en manos blanquiazules que tricolores.

La nueva etapa en la que los partidos políticos asumen la tarea de reconstrucción del sistema político en franca competencia y legalidad, así como legitimidad a través de la reforma electoral y sus resultados, luego del seis de julio, trajo el equilibrio de los poderes y con ello el remate del fin del presidencialismo vertical.

6.- Normalidad democrática y Estado de excepción.

El espacio conquistado por la oposición y cedido por el gran capital tiene límites definidos por el cuestionamiento del modelo. En la medida que algún partido o respuesta popular independiente amenace la estabilidad del modelo y su sostenibilidad, la respuesta de defensa se encauza en dos vías: la institucional a través de los partidos políticos ya que las otras instituciones del sistema no podrían resortear como interlocutoras y mediadoras. Empero, si esos brazos no pueden servir de colchón, la respuesta popular va directo a un enfrentamiento con el Estado sin instancias intermedias. Los riesgos de perder "la normalidad democrática" serían muy grandes, y el estado podría centralizar a todas las instituciones del sistema político tal y como existía antes en el sistema presidencialista pero con una diferencia: antes era por medios políticos ya que el estado era todólogo, de todas las clases y fracciones propios del presidencialismo de la economía de subsidio y en consenso; ahora se trataría del recurso de un estado de excepción apoyado en la fuerza y la imposición del control general con medios extrapolíticos.

Habría que distinguir entre un Estado tecnócrata militar y el estado con normalidad democrática. Ambas son formas que dependiendo de la correlación de fuerzas y estabilidad del modelo pueden darse y son orgánicas al proyecto del gran capital. Si bien la creencia es que una existe separada de la otra, la realidad muestra que hay formas de combinación en la que la fachada democrática puede tener detrás una militarización silenciosa en el mejor de los casos o la desaparición de poderes como en Perú; la militarización por guerrilla, narcotráfico y violencia --inducida?-- como en Colombia.


(1) Para la lógica de la economía de libre mercado, libertad individual y la libertad política, véase 'Economic freedom and political freedom and Government in a free society', capítulos 1 y 2 de Friedman, Milton, "Capitalism and Freedom, The University Chicago Press."... By removing the organization of economic activity from the control of political authority, the market eliminates this source of coercitive power..."

(2) Véase: Marini, Ruy Mauro. El Reformismo y la Contrarrevolución, cap. 1: "El desarrollo industrial dependiente y la crisis del sistema de dominación". Ed. Era.1976.

(3) Amadeo Vasconi, Tomás. Gran Capital y Militarización en América latina. Ed. Era. 1978.

(4) PNUD, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 1996. "La tarea del Estado es encontrar un equilibrio entre aprovechar la mundialización y proporcionar un ámbito social y económico estable". De aquí su preocupación por las ONG's nacionales.

(5) Véase Le Monde Diplomatique, Agosto de 1997, Molina Iván, Tecnoglobalización de México. El cordón de pobreza centro-sur-sureste abarca puntos de Chihuahua, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí.

* Director de Grupo Municipal de Consultores