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Dinero Sobre Dinero

Los Límites del Monetarismo

JOSE NEME SALUM

27-Octubre-95

Dice Milton Friedman en su libro ``Estudios Sobre la Teoría Cuantitativa del Dinero": ``El objeto de los controles (de salarios, precios y crédito) es restringir el gasto por parte del individuo. Tal política, si se hace cumplir estrictamente, debe detener cualquier alza del nivel de precios. Esta política parece haber sido exitosa en Alemania".

La cita de Friedman es porque lo que aplica el gobierno mexicano y, particularmente el Banco de México, es esa política de ``controles" que ``parece haber sido exitosa en Alemania".

¿Y es que, a dónde va la economía no sólo de México, sino mundial? El premio Nobel de Economía, el fElncés Maurice Allais, desde el 26 de abril de 1994 en ``Le Figaro" ha alertado reiteradamente en sus artículos que ``nos encaminamos a la peor catástrofe financiera del siglo XX".

Ello, por la simple y sencilla razón de que como lo ha advertido el economista estadunidense Lyndon Larouche y ratificado el francés Maurice Allais, el sistema monetario internacional se ha desacoplado totalmente de la economía real.

Esto último significa que no importa cuánto se produzca ni cuánta ganancia real genere una empresa productiva, porque ya no alcanza a satisfacer el apetito del sistema monetario-financiero-bursátil del orbe. El ejemplo más claro de ello es la propia economía estadunidense: Menos de dos por ciento de sus transacciones monetarias con el exterior se dan en el rubro comercial; el resto, 98%, es puro movimiento financiero. Dinero sobre dinero.

Todo es cuestión de montar sobre la economía real un aparato financiero que no genera ninguna riqueza verdadera, física, pero sí la extrae de la primera.

El refinanciamiento de la deuda mexicana es también un claro ejemplo de este problema. México supuestamente pagó 700 millones de dólares más intereses a Estados Unidos. Sin embargo, para noviembre próximo volverá a recibir esos 700 millones de dólares, luego de colocarlos en bonos, a cambio de pagarlos a un plazo más largo de vencimiento, pero que anualmente generarán dos veces más de intereses.

Esos 700 millones de dólares nunca entraron a la economía real, sólo sirvieron para pagar una parte de la deuda con EU. Pero los intereses causados salieron del fisco, del superávit comercial, de atraer capital externo a cambio de la ganancia previa asegurada por ``ventajas comparativas" como la mano de obra barata o de ofrecer con base en los recursos fiscales altos rendimientos en bonos gubernamentales.

Resulta así que no sólo le prestan dinero a México para que pague algo de la deuda, sino además se usa al pueblo mexicano para saldar los intereses de esos préstamos y, a futuro, el pago de los mismos, cuando se haya exprimido lo suficiente a los contribuyentes. Estos no ha visto ni verán ni un quinto, pero sentirán, como lo sentimos todos los mexicanos desde diciembre pasado, cómo las cargas tributarias van en aumento y por igual los precios y tarifas de bienes y servicios públicos y de todos los productos de consumo. La expresión monetaria de las cosas, de los objetos, de los productos, se infla, mientras la cantidad per cápita de éstos disminuye, porque el dinero no se reinvierte en incrementar la producción de bienes e infraestructura de servicios.

El refinanciamiento es un mecanismo de ``sobrerendimiento" de un mismo crédito. El prepago de 700 millones de dólares correspondió a 2 mil millones de dólares prestados por EU. Pero para entonces ya se habían pagado 468.4 millones de dólares de intereses que salieron de la economía real.

Luego esos 700 millones de dólares ya pagados, se reubicaron en el mercado alemán, porque sus regulaciones son casi inexistentes en comparación con otros mercados de dinero y sólo así México puede colocar deuda soberana, dada su calificación de ``país riesgoso", a un plazo más largo de pago, 5 años, pero que generarán nuevos y mayores intereses durante ese lapso.

Esos 700 millones de dólares refinanciados servirán para pagar más Tesobonos, mientras la deuda con sus intereses quedará para la economía real, para los contribuyentes mexicanos. Si ésta última sigue generando dinero sólo para pagar los réditos, habrá una nueva refinanciación, siempre y cuando en el futuro inmediato exista todavía el actual sistema financiero mundial.

Allais, Larouche y hasta el servicio financiero exclusivo para los más ricos del mundo de lord William Ress-Mogg, Strategic Investment, citado en este espacio los dos viernes anteriores, han pronosticado -los dos primeros para alertar al mundo y Rees Mogg para que los ``wealthy individuals" saquen el máximo provecho- sobre el colapso del actual sistema monetario internacional, con base en establecer cómo cada vez menos dinero se reinvierte en la planta productiva y, en cambio, se destinan más cantidades del mismo al servicio financiero, al atesoramiento, a su acumulación.

Para que esto último ocurra es necesario quitar mayores cantidades de circulante a los individuos y a las empresas, pero ello sólo conduce a su quiebra, al momento actual de que es imposible cubrir el creciente servicio financiero. Ello llevará a que se detengan los flujos de efectivo de pago y el sistema, en cadena, se desmoronará.

Por eso la preocupación del Fondo Monetario Internacional de que México, aunque hunda a toda la población, no deje de cumplir oportunamente el servicio de su deuda.

La manera de justificar esa restricción del gasto individual en la economía real, es aplicar la teoría de Milton Friedman, donde se parte del axioma metafísico de que el dinero por ser supuestamente el poder de la riqueza, es por sí mismo riqueza.

Jean Robinson, en ``Economic Heresies", lo explica mejor: ``El pensamiento de Friedman tiene un elemento ultramundano, místico. La mera existencia de una suma dinero de alguna manera impulsa el gasto". Friedman nunca explica por qué, pero sus seguidores como fanáticos, lo dan por sentado, pues el objetivo es permitir a unos cuántos acumular el dinero que se restringue a las mayorías que con su trabajo productivo sí generan riqueza.

De ahí que como ha dicho el economista Arthur Laffer: ``¿Desea demostrar que Milton Friedman -o sea, la escuela de Chicago, el monetarismo- es fascista? Es fácil. Cítelo".


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