Documents on Mexican Politics.

Globalización y destrucción

de capitales periféricos

J Franco

¿Cuanto vale una empresa?

Se trata de una pregunta que es parte de las preocupaciones de cientos de miles de empresarios y trabajadores que no saben si su empresa, o su fuente de trabajo, podrá sortear la presente crisis y seguir existiendo. Saber cuanto vale una empresa tiene gran importancia si se está pensando en solicitar un crédito, ... o en rematar. Una primera respuesta a la pregunta inicial señalaría que el valor de una empresa depende de lo que ha costado hacerla. Ello comprendería el costo de sus bienes raíces, de las construcciones e instalaciones que comprende, de la maquinaria y herramientas con que cuenta. Con algo de más sofisticación habría que incluir la experiencia de sus trabajadores y administradores, el prestigio de su marca, etc.

Sin embargo el costo de haber puesto en marcha una empresa y sus gastos en insumos, salarios, etc. no garantiza que venda lo que produce y que obtenga ganancias. Producir y comercializar son cada vez más dos mundos apartados. Tendría que considerarse la "pertinencia" de lo que se produce en relación al mercado especifico en que se opera.

Ningún inversionista se plantearía hoy en día construir una gran fábrica de relojes mecánicos. Aquellos viejos engranajes, resortes y pequeñísimos tornillos han sido substituidos por la tecnología electrónica, las pantallas de cristal, los microchips, microbaterias, etc. Los nuevos relojes son baratos y precisos.

En estas condiciones podría pensarse que la maquinaria, la tecnología (patentes, conocimientos especializados, etc.), la experiencia de sus trabajadores, de una fabrica de relojes mecánicos de pulso ya no valen prácticamente nada. Es una tecnología desechada por las transformaciones del mercado.

Con ello llegamos a una afirmación muy distinta a la respuesta inicial. El valor de una empresa depende tanto o más de las condiciones externas en que opera y de su grado de pertinencia a esas condiciones de mercado, que de sus activos y componentes internos.

Entre las unidades de producción y el mercado siempre ha existido una correlación férrea aunque no estática. Históricamente el cambio del mercado ha sido producto de la transformación de las condiciones tecnológicas y de producción y viceversa. La entrada de la producción masiva de relojes electrónicos hace imposible la existencia de la producción de relojes mecánicos. Pero, por otra parte, solo la existencia de un amplio mercado popular con capacidad de compra de relojes electrónicos permitió el desarrollo de estas nuevas unidades de producción. De otra manera los relojes mecánicos orientados a un mercado elitista o menos masivo serian la norma.

Abundan las situaciones parecidas. El costo multimillonario de la construcción de la infraestructura hidráulica de la Comarca Lagunera y de las plantas despepitadoras de algodón tuvo su razón de ser en un contexto de alta demanda internacional de la fibra y en sus posibilidades de venta a buen precio.

Hoy en ida el mercado mundial del algodón se encuentra saturado, la industria textil y del vestido sufren también las consecuencias de la sobreproducción mundial y el precio del algodón es muy bajo. De hecho en la Comarca ya se abandono su siembra. ¿Cuanto valen hoy en ida esas plantas despepitadoras? Son mera chatarra inservible ¿Cuanto vale la infraestructura hidráulica de la Comarca? Mucho menos que antes ahora que aparentemente la única opción para los productores es la siembra del humilde maíz.

Se trata de una transformación del mercado que implica para estos productores y para la nación la inutilizaron o subutilización de la infraestructura productiva con la que cuenta la Comarca Lagunera. Enfocado desde otro punto de vista, el financiero, podríamos hablar de una importante destrucción de capitales; devaluación de los activos o destrucción masiva de ahorros.

La relación entre una unidad de producción y el mercado (su pertinencia mutua) se expresa en ventas y ganancias. Es, finalmente el monto de ganancias que deja una empresa, comparado las oportunidades de ganancia que ofrecen otras inversiones (productivas o financieras), lo que determina el valor de mercado de la empresa.

Un ejemplo. Si la empresa "A" tiene ganancias anuales de 200 mil nuevos pesos y la tasa de interés fuera de 20 por ciento, para obtener esta cantidad el empresario necesitaría depositar en el banco un millón de nuevos pesos. Claro que es preferible para el empresario tener el millón disponible y redituándole lo mismo sin los problemas de la empresa. Entonces la empresa "A" vale, cuando mucho, un millón de nuevos pesos. (Son fundamentales en el calculo sus perspectivas de creciente adecuación al mercado o de convertirse en obsoleta por las transformaciones del entorno) Supongamos que por cambios en las condiciones del mercado la empresa debe reducir sus precios y/o sus ventas y ve caer sus ganancias a tan solo 100 mil nuevos pesos anuales. No solo caen sus ventas, puede afirmarse que cae el valor de la empresa misma. A una tasa de interés de 20 por ciento nadie querría comprar esta empresa que deja 100 mil al año en más de 500 mil pesos que, puestos en el banco también dejan 100 mil. El cambio en el entorno mercantil redujo el valor de esta empresa a la mitad.

Estos cambios en el mercado no implican ninguna reducción de la productividad, o un incremento de los costos de operación, o ningún otro cambio interno en la empresa. Al cambiar el mercado (sea por nuevas tecnologías, nuevos competidores, o franca destrucción del mercado al integrarse a otro) se altera el valor de la empresa.

Los ejemplos abundan hoy en día en México. Uno de ellos es la baja en el alquiler de locales comerciales que se esta generalizando. En los últimos meses abundan los letreros que dicen se alquila o se traspasa, o se vende. Los dueños de locales, terrenos, casas, están renegociando a la baja los alquileres con tal de que no se les vaya el cliente. En los locales comerciales la baja que se esta generalizando es de alrededor de un 30%. Cuando el dueño, ahora posiblemente endeudado, decide vender su espacio comercial tiene que hacerlo reconociendo que deja menos que antes. Es decir que lo tiene que vender mas barato.

Este problema incide en la mayor parte de la deuda empresarial. Muchos de los activos que son colateral de prestamos simplemente ya no cubren el monto de lo adeudado. Esto ocurrió masivamente en el caso de los automóviles comprados a pagar con prestamos a cuatro años. A los tres años el comprador se dio cuenta que su auto valía menos que su deuda y lo dejo de pagar. Se lo recogieron y los bancos tienen amplios estacionamientos con autos parados y destruyéndose lentamente. No los pueden vender porque deprecian todo el mercado automovilístico y las empresas y distribuidores (en los que tienen intereses) se verían afectados.

En la evaluación del valor de una empresa tienen mucho que ver las expectativas del comportamiento del mercado. Los que conocen la operación de las bolsas de valores saben que en ellas una noticia puede desatar enormes especulaciones al alza o provocar desastres financieros, al incidir en las expectativas y el comportamiento de los inversionistas. Esa noticia no altera la infraestructura productiva de la empresa, pero si esto hace previsible un cambio en el comportamiento del mercado, provoca un cambio inmediato en su valoración.

Mercado global y devaloración

de capitales periféricos

El mercado es un hecho histórico y social, evoluciona con las transformaciones tecnológicas, sociales, políticas. Los mercados nacionales son construcciones sociopolíticas que constituyen hechos fundamentales de la historia. La construcción de los estados nacionales, lo mismo México que Francia, la India o Senegal, tenían como propósito fundamental la definición de un mercado propio, regulado desde el espacio sociopolítico nacional. Tal era la condición indispensable del aprovechamiento pleno de las capacidades productivas de cada país.

Hoy la afirmación implícita parece ser que el pleno desarrollo de las capacidades de producción industrial masiva demanda la construcción de un mercado global. Es indudable que la construcción de mercados globales corresponde a los intereses de las empresas globales. Pero, ¿que ocurre en el otro extremo de la gama de posibilidades productivas?.

Millones de medianos, pequeños y microproductores encuentran que el mercado en el cual sus capacidades productivas eran pertinentes ha desaparecido. Producían y comercializaban en y para mercados locales, regionales, nacionales que fueron destruidos, expropiados podrimos decir. Lo que era productivo y competitivo el día de ayer no lo es más hoy. Es decir, lo que era competitivo en un mercado regional o nacional no esta resultando serlo en el nuevo mercado globalizado. Lo que esta implicando la destrucción masiva de las capacidades productivas que se encuentran en manos de la gran mayoría de los productores y trabajadores mexicanos. Nos encontramos desde hace una década ante una fuerte caída de los niveles de productividad del aparato productivo nacional, de las remuneraciones a los trabajadores, del consumo per capita, de la atención que brinda nuestra sociedad a la salud, la educación y, en general de los niveles de bienestar.

El problema de fondo es de mercados. No es posible competir en el mercado global con las capacidades y recursos con que ya contamos los mexicanos, pero si podemos producir para nosotros, sin cerrarnos al exterior. Para Lorenzo Servitje, un ilustre empresario mexicano, "cada vez disminuyen más las ventas de las empresas por la competencia externa y la demanda se ha reducido con relación al año anterior". Esta afirmación fue hecha antes de la crisis financiera iniciada a fines de 1994. Sus palabras son aun mas certeras un año después.

No es problema de capacidades productivas sino de la absoluta ineficiencia del mercado global para vincular las capacidades productivas de los mexicanos con la satisfacción de sus necesidades.

El destino de estas amplias capacidades productivas no competitivas en el mercado global es su inutilización. ¿Cabe pensar en mayor improductividad e irracionalidad?. En México amplias ramas de la producción manufacturera, textiles y prendas de vestir, cuero y calzado, maderera y del papel, productos metálicos, maquinaria y equipo, juguetes y muebles, maquiladoras, etc., han sufrido una verdadera catástrofe. Gran numero de empresas, en particular medianas, pequeñas y micro, se han visto obligadas a operar por debajo de su capacidad instalada o a cerrar y, en ambos casos, a despedir trabajadores (No existen cifras oficiales de conocimiento publico que permitan cuantificar el daño a la estructura productiva. De hecho no existe una institución independiente encargada de generar estadísticas económicas de orden nacional).

Se trata de un proceso de destrucción de capitales productivos que ya amenaza con destruir incluso al sistema financiero que marcha directo a la quiebra por la imposibilidad de cobrar. El problema de fondo ha sido la paralización masiva del aparato productivo y la destrucción del ahorro nacional originada en el gigantesco subsidio al dólar (a la compra en dólares) otorgado por la anterior administración como parte de su combate a la inflación.

Es indudable que los banqueros saben su oficio y no cabe pensar que cometieran cientos de miles de errores específicos. Lo que no previeron fue un solo elemento, las implicaciones de la desintegración del mercado nacional en la planta productiva y en la capacidad de pago de sus usuarios. Un solo error, pero descomunal.

La progresiva destrucción del mercado nacional y, por ende de gran parte de las capacidades y recursos productivos del país implica echar por la borda lo que ya tenemos a cambio de una fantasía: la construcción con recursos externos (financieros, tecnológicos, administrativos, comerciales, etc.) de una nueva estructura productiva competitiva en el mercado global.

Ahorro, revaloración

periférica y mercados

El problema del ahorro es, en el fondo, el problema de volver a poner en marcha nuestras propias capacidades de trabajo, con los recursos, infraestructura y tecnologías con que ya contamos.

Cientos de miles de pequeñas, medianas y grandes empresas pueden volver a ser competitivas en el contexto de mercado adecuado, el que les resulta pertinente a sus condiciones de producción. Para ello es urgente cuestionar y rechazar la ineficiencia de un proceso de integración al mercado globalizado que paraliza y destruye el aparato productivo y financiero nacional, y que nos conduce a la perdida de los recursos mas valiosos de la nación (Estados Unidos agotara su petróleo en 10 - 15 años). Es urgente plantearnos el uso pleno y eficiente de todas las capacidades y recursos productivos de la nación a partir de la regulación social del mercado nacional y de la reconstrucción de los mercados comunitarios y regionales para los que la producción de millones de mexicanos resultaba y puede volver a ser pertinente.


Última actualización: octubre de 1997
diseño: comunicación nihilista