by
sergio negrete
negrsm@essex.ac.uk
El articulo publicado por Pedro Aspe hace unos dias clarifico un poco ese tema de los llamados errores de diciembre. A juzgar por lo que se sabe hasta el momento puede decirse que Aspe (y Mancera) siguieron una politica cambiaria congruente e, incluso, sostenible. Esto es, por increible que ahora suene, puede que el peso estuviera hoy a 3.5 por dolar, no 6.1, despues de llegar a casi nueve pesos en cierto momento, de no haber sido por esos errores. Era sostenible la estrategia Aspe-Mancera? Nunca sera posible saberlo de cierto. De hecho, otra pregunta es, ?si era sostenible, era lo mejor seguir ese camino? Tampoco se sabe. Hoy se puede mirar a Argentina como lo que seria Mexico en ese caso. Cavallo ha sostenido al peso argentino en la magica paridad de uno por uno. Cierto Argetina esta entrando a una recesion, pero Mexico (por la devaluacion) esta inmerso en una mucho peor. Pero tambien es cierto que las devaluaciones de diciembre fueron instrumentadas de una forma, por lo menos, torpe. Parece que fue una decision improvisada, fruto de un apremio por proteger las reservas internacionales que quedaban. Si esa era la intencion, el fracaso fue completo, pues las reservas volaron al dia siguiente y se tuvo que poner la paridad a flotar, y el peso se hundio. Serra bien pudo aumentar, incluso en forma radical, el ritmo del desliz cambiario en el marco de una nueva etapa del Pacto (de hecho como lo habia hecho Aspe a finales del 92). Pudo haber liberado la paridad, e inmediatamente anunciar un plan de ajuste economico para complementar la medida. No hizo lo uno ni lo otro. Despues de la devaluacion pasaron dias sin que nadie en el gobierno diera la cara para anunciar un programa. El verdadero anuncio de ajuste tomo semanas, y fue hecho por Guillermo Ortiz. Los errores de diciembre fueron precisamente en diciembre; sin duda se heredo una situacion complicada, pero se manejo de una manera que la complico mucho mas. Si el entonces Presidente Electo Zedillo apoyaba la politica cambiaria debio haber dejado a Aspe en la SHCP, si no, poner a alguien que apoyara su perspectiva de cambiar el modelo (como Serra) con un plan listo para instrumentarse a partir del primero de diciembre. Al parecer se tomo lo peor de ambos mundos: alguien que no creia en el modelo, pero sin alternativas para cambiarlo. Por lo menos la carta de Aspe ha arrojado bastante luz sobre los errores de diciembre.