Manifiesto a la Nacion 15 de julio de 1867 Benito Juarez Mexicanos: El Gobierno nacional vuelve hoy a establecer su residencia en la ciudad de Mexico, de la que salio hace cuatro an~os. Llevo entonces la resolucion de no abandonar jamas el cumplimiento de sus deberes, tanto mas sagrados, cuanto mayor era el conflicto de la nacion. Fue con la segura confianza de que el pueblo mexicano lucharia sin cesar contra la inicua invasion extranjera, en defenza de sus derechos y de su libertad. Salio el Gobierno para seguir sosteniendo la bandera de la patria por todo el tiempo que fuera necesario, hasta obtener el triunfo de la causa santa de la independencia y de las instituciones de la Republica. Lo han alcanzado los buenos hijos de Mexico, combatiendo solos, sin auxilios de nadie, sin recursos, sin los elementos necesarios para la guerra. Han derramado sus sangre con sublime patriotismo, arrostrando todos los sacrificios antes que consentir en la perdida de la Republica y de la libertad. En nombre de la patria agradecida, tributo el mas alto reconocimiento a los buenos mexicanos que la han defendido, y a sus dignos caudillos. El triunfo de la patria, que ha sido el objeto de sus nobles aspiraciones, sera siempre su mayor titulo de gloria y el mejor premio de sus heroicos esfuerzos. Lleno de confianza en ellos, procuro el Gobierno cumplir sus deberes, sin concebir jamas un solo pensamiento de que le fuera licito menoscabar ninguno de los derechos de la nacion. Ha cumplido el Gobierno el primero de sus deberes, no contrayendo ningun compromiso en el exterior ni en el interior, que pudiera perjudicar en nada la independencia y la soberania de la Republica, la integridad de su territorio o el respeto debido a la Constitucion y a las leyes. Sus enemigos pretendieron establecer otro gobierno y otras leyes, sin haber podido consumar su intento criminal. Despues de cuatro an~os, vuelve el Gobierno a la ciudad de Mexico, con la bandera de la Constitucion y con las mismas leyes, sin haber dejado de existir un solo instante dentro del territorio nacional. No ha querido, ni ha debido antes el Gobierno, y menos deberia en la hora del triunfo completo de la Republica, dejarse inspirar por ningun sentimiento de pasion contra los que lo han combatido. Su deber ha sido, y es, pesar las exigencias de la justicia con todas las consideraciones de la benignidad. La templanza de sus conducta en todos los lugares donde ha residido, ha demostrado su deseo de moderar en los posible el rigor de la justicia, conciliando la indulgencia con el estrecho deber de que se apliquen las leyes, en lo que sea indispensable para afianzar la paz y el porvenir de la nacion. Mexicanos: Encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, sera eficaz la proteccion de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la Republica. Que el pueblo y el Gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las calamidades de la guerra, cooperaremos en lo de adelante al bienestar y a la prosperidad de la nacion, que solo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo. En nuestras libres instituciones, el pueblo mexicano es arbitro de su suerte. Con el unico fin de sostener la causa del pueblo durante la guerra, mientras no podia elegir a sus mandatarios, he debido, conforme al espiritu de la Constitucion, conservar el poder que me habia conferido. Terminada ya la lucha, mi deber es convocar desde luego al pueblo, para que sin ninguna presion de la fuerza y sin ninguna influencia ilegitima, elija con absoluta libertad a quien quiera confiar sus destinos. Mexicanos: Hemos alcanzado el mayor bien que podiamos desear, viendo consumada por segunda vez la independencia de nuestra patria. Cooperaremos todos para poder legarla a nuestros hijos en camino de prosperidad, amando y sosteniendo siempre nuestra independencia y nuestra libertad. Mexico, Julio 15 de 1867 Benito Juarez.