Cambio pol�tico y delincuencia organizada
Alvaro Mar�n Mar�n, profesor titular �B� de tiempo completo, Academia de
Administraci�n Educativa, Direcci�n de Docencia, Unidad Ajusco de la
Universidad Pedag�gica Nacional, tel�fono 630-97-00 extensi�n 1282 ; telefono
domicilio 5756-7582� e-mail: amarin@correo.ajusco.upn.mx
Desde el principio del sexenio anterior, el entonces presidente propuso
el tema de la seguridad y su opuesto la aparente inseguridad que, en su propia
versi�n; se estaba incrementando substancialmente, como materia de debate
p�blico.
Como en esos tiempos el primer mandatario gozaba de una preponderancia
muy grande y hab�a muy pocos interlocutores que se atrevieran a contradecirlo,
muy pronto se puso de moda y se difundi� la idea en todos los medios de
comunicaci�n, que nuestro pa�s era presa de una ola de violencia inusitada.
Por desgracia, las aseveraciones de las altas autoridades no se apoyaban
en ning�n� estudio cient�fico que las
demostraran y tuvimos que creerlas casi por dogma de fe. Ahora la situaci�n ha
cambiado bastante rapido y los otrora partidos de oposici�n son gobierno,
mientras que el entonces mayoritario ya perdi� su hegemon�a en muchas zonas del
pa�s incluyendo la capital, y no puede aprobar solo ninguna ley, as� como
tampoco puede afirmar que goza de la confianza ni de la credibilidad de los
ciudadanos en la mayor�a de los temas p�blicos.
As� las cosas, la perspectiva actual es otra y ahora podemos enfocar los
problemas sociales con una visi�n m�s amplia, esp�ritu cient�fico y ganas de
resolverlos, lo cual es muy importante si deseamos perdurar como naci�n.
Como las perspectivas tradicionales sobre la delincuencia organizada no
explican ni resuelven nada, es necesario proponer otras desechando las
antiguas; enunciar� las primeras inicialmente para luego examinar las segundas.
De manera sorprendente, ni siquiera los juristas y expertos en el tema
han logrado proponer una visi�n comprensiva de la criminalidad actual,
libr�ndose al mismo tiempo de los prejuicios sociales ampliamente aceptados,
como los siguientes:
a) la corrupci�n es un problema moral,
b) los delincuentes son personas extra�as y marginales que no tienen
ninguna relaci�n con la gente com�n� y
corriente,
c) los delincuentes son gente pobre que comete actos antisociales por
hambre y falta de oportunidades,
d) la delincuencia debe frenarse con leyes m�s punitivas, mayores
castigos (incluyendo la pena de muerte) y una polic�a reforzada.
Estos enunciados parecen ser representativos de la opini�n generalizada
en los medios de comunicaci�n. Puedo afirmar sin temor a equivocarme que son
falsos o, cuando menos, inexactos, por no tomar en cuenta los cambios que ha
sufrido nuestra sociedad en los �ltimos tiempos en todos los �rdenes:
1.- desde 1920 a la fecha M�xico increment� su poblaci�n de 15 a 95
millones.
2.Tambi�n, pas� de ser una sociedad simple, con la mayor�a de su
poblaci�n analfabeta, viviendo en el campo y dominada por una oligarqu�a
militar, a una de las econom�as m�s pr�speras del mundo (nos encontramos entre
las treinta primeras); socios de Estados Unidos y Canad� mediante el Tratado de
Libre Comercio de Am�rica del Norte o TLCAN, con el 85% de la poblaci�n con
seis a nueve a�os� o m�s de escolaridad,
mayoritariamente urbana.
3.- tenemos en nuestras escuelas a m�s de veintiseis millones de
personas en todos los niveles y grados, mientras que nuestros j�venes
universitarios son ya casi mil�n y medio en n�meros redondos.
4.- Con todos sus defectos y deficiencias, nuestra sociedad es cada vez
m�s democr�tica, libre y participativa, no por graciosa concesi�n de las elites
del poder, sino por presiones y demandas de la mayor�a de la poblaci�n, que ya
no acepta que la traten como menor de edad pol�tica.
5.-Se est�n rompiendo de manera irreversible todos los monopolios que
antes nos ten�an� atados en pol�tica,
econom�a, comunicaci�n, educaci�n, cultura, religi�n, etc.
6.- El crecimiento de nuestra sociedad ha sido complejo y no lineal, con
contradicciones y desequilibrios evidentes.
7.- Esta complejidad evita que el proceso pueda ser controlado o
previsto en todos sus detalles.
8.- El cambio acelerado hacia una modernizaci�n capitalista sobre
estructuras premodernas en la legislaci�n, costumbres, relaciones sociales y de
poder, genera y permite anomal�as que producen�
criminalidad en todos los niveles y estratos sociales, por el abandono
de un modelo y la falta de consolidaci�n de otro que no cuenta con el consenso
de la poblaci�n.
9.- La criminalidad no es ajena al sistema pol�tico y a la estructura
social como muchos piensan err�neamente, sino que es consustancial con el
modelo de desarrollo escogido por nuestras elites del poder.
Para poder avanzar en la comprensi�n del tema que nos ocupa, es
necesario enunciar al menos algunas definiciones:
La corrupci�n es un fen�meno econ�mico y significa la transferencia
ilegal de recursos, bienes o servicios del sector p�blico o social al privado.
La corrupci�n tambi�n implica� expolio o
robo de propiedades sindicales, comunales, cooperativas o ejidales en beneficio
de una persona o grupo no autorizado por la Asamblea.
Incluye tambi�n a las substracciones, sobornos, chantajes o cualquier
otra forma de obtener recursos bajo presi�n y sin justificaci�n legal.
Los delitos cambian a lo largo del tiempo y dependen de las costumbres;
por ejemplo, en la �poca de los aztecas, se castigaba con pena de muerte la
embriaguez entre las personas de menos de sesenta a�os, mientras que hoy s�lo
se extorsiona al borracho pobre que se atreve a orinar en la calle.
Tambi�n, en la �poca colonial se quemaba en le�a verde a quien se
atreviera a pensar de manera diferente de la oficial, en la actualidad la
Constituci�n garantiza el derecho a creer o no creer, expresar ideas y
organizarse pac�ficamente.
La definici�n misma de delitos en la actualidad es dif�cil, cambiante y
complicada: una violaci�n se considera delito no grave y se puede salir bajo
fianza despu�s de perpetrarla gracias a un reglamento casi centenario, posiblemente
producto de una �poca m�s machista que la nuestra. Asimismo, los delitos
financieros no est�n tipificados adecuadamente y sus penalidades son demasiado
ligeras para el da�o que causan a la sociedad quienes los cometen, por lo que
se presenta la paradoja de encarcelar por largos per�odos al pobre que se roba
cinco kilos de carne por hambre, pero quien defrauda millones de d�lares y
evade al fisco puede caminar tranquilo por todo M�xico, amparado con todos los
protocolos y requisitos de ley.
En general, todos los pa�ses civilizados y con un grado mayor de
desarrollo que el nuestro admiten tres tipos de delitos o cr�menes: contra las
personas (homicidio, secuestro o violaci�n), contra las propiedades (robo,
fraude, desfalco) y contra la salud (tr�fico y consumo de enervantes).
Una primera falla de nuestro sistema legal es la falta de estad�sticas
confiables, levantadas por instituciones privadas e independientes sobre la
delincuencia.
En realidad no podemos saber si los �ndices delictivos aumentaron,
bajaron o permanecen estables; tampoco tenemos estad�sticas hist�ricas, y
carecemos de datos locales, regionales y nacionales que clasifiquen a los
delitos y a los delincuentes de manera homog�nea, clara, cient�fica y no
sesgada. La experiencia nos demuestra que en M�xico, la estad�stica no es una
ciencia exacta relacionada con las matem�ticas, sino una ciencia oculta
dependiente de la pol�tica que proporciona datos� manipulables por el que los controla. As�, Camacho Sol�s impuso
el programa Hoy no circula con base en una encuesta que nadie vio y a la que
nadie tuvo acceso, el ex presidente Salinas manipul� los datos censales para
repartir los presupuestos a su antojo, y los funcionarios menores hacen que las
encuentas cuadren� de cualquier modo
para demostrar lo que les interesa.
�A los delincuentes se les
clasifica de diversas maneras y ese es otro problema: juveniles o adultos;
peligrosos o no peligrosos sin definir convenientemente los alcances de estas
definiciones, ya que el C�digo Penal obsoleto y anacr�nico considera peligroso
a un asaltante que se lleva diez mil pesos de un banco a punta de pistola,
mientras que los banqueros que defraudan millones con maniobras t�cnicas y
relaciones pol�ticas de alto nivel no entran en esa clasificaci�n, aunque
pueden da�ar m�s a la sociedad e incluso lo logran.
Haciendo este tipo de comparaciones, es risible lo que se roban los
asaltabancos en un a�o, con relaci�n a lo que se meti� en el costal del
FOBAPROA para proteger a unos cuantos desde las alturas del poder.
Es importante tambi�n, considerar al delito como una actividad econ�mica
altamente productiva, y separar a los delincuentes por su clase social y la
cuota de poder que ostentan, porque no es lo mismo un pobre muchacho que
arranca monederos en los mercados para comprar droga o medio comer, que la
familia imperial del Grupo An�huac lavando dinero para los capos del
narcotr�fico.
Desde este punto de vista, el crimen y los criminales no son ajenos a
nuestra sociedad, sino que est�n incrustados en todos los niveles y grupos
sociales y realizan actividades il�citas porque son m�s rentables que las
legales. Puede parecer c�nica esta afirmaci�n pero, en una sociedad en donde el
dinero es el �nico punto de referencia leg�timo de muchas personas, parecer�
l�gico tratar de �progresar� a cualquier precio. As� lo demostr� Arizmendi el
secuestrador, que escribi� en su solicitud de empleo, cuando entr� de agente de
la polic�a judicial de Morelos: su mayor deseo era �progresar�. De este modo,
la criminalidad se ha convertido en una escala y v�a paralela de movilidad
social, abierta a todos aquellos con mentalidad empresarial: audaces,
emprendedores, imaginativos, poco escrupulosos y dispuestos a todo con tal de
conseguir mejorar su ubicaci�n en la sociedad. Veamos los distintos niveles
sociales de criminalidad.
La criminalidad olig�rquica, cr�menes y criminales de primer nivel
El caso Colosio:
El ejemplo m�s claro aunque t�mbi�n m�s dram�tico de la falta de respeto
por las antiguas reglas sociales y pol�ticas, as� como de carencia de otras
nuevas, es el asesinato del se�or Colosio, candidato del partido oficial a la
presidencia de la Rep�blica, llevado a cabo por alguien que super� las barreras
de miles de soldados del Estado mayor Presidencial, de cientos de polic�as
federales, de decenas de polic�as estatales, de numerosos �cuerpos de
seguridad� partidistas, de guarda espaldas privados y personales tanto del
candidato como de su familia.
La hip�tesis del asesino solitario s�lo puede ser cre�da por los
interesados en fingir que no pas� nada grave, cuando en realidad, con este
crimen se marc� el fin de un r�gimen y�
la transici�n dolorosa a un M�xico nuevo que no acaba de nacer.
El 23 de marzo de 1998 el Dallas Morning News�� en su primera plana expone: "Asesino solitario o
conspiraci�n? Preguntan los mexicanos. El asesinato del candidato en 1994
todav�a genera debate".
Agust�n Guti�rrez Canet agrega: Las encuestas revelan que el 90% de los
mexicanos cree que fue una conspiraci�n. Seg�n lo anterior, los encuestados
opinan que� los autores intelectuales
del asesinato podr�an ser Carlos Salinas, miembros de su gobierno o pol�ticos
de l�nea dura del PRI. Incluye una entrevista con el periodista Jes�s
Blancornelas, quien dijo que el Presidente Zedillo debe resolver el caso antes
de que termine su gobierno (El Universal, primera secci�n p. 6, martes 7 de
abril de 1998).
El caso Ra�l Salinas:
Patricia Zugayde escribi�: �la fiscal�a especial investiga a Ra�l
Salinas de Gortari y la existencia de una cinta que presuntamente contiene una
grabaci�n sobre la planeaci�n del magnicidio y la participaci�n de ex agentes
federales (El Universal, viernes 20 de marzo de 1998, 1� p�gina).
Siguiendo la trayectoria del m�s famoso de los Salinas, debemos recordar
sus multimillonarias cuentas en d�lares, detalladas hasta los �ltimos centavos
por la prensa nacional e internacional. La edici�n de El Universal mencionada
arriba en su p�gina 20 de la primera secci�n, enumera al menos ocho bancos
suizos con n�meros de cuenta, saldos y nombres ficticios del se�or ingeniero
Ra�l Salinas, quien increment� grandemente sus riquezas durante el tiempo que
permaneci� como funcionario p�blico de segundo nivel en el Gobierno mexicano.
Nadie sabe a�n como hizo el hermano del ex presidente para incrementar de
manera tan substancial su patrimonio, adquirir numerosos bienes, gastar
cantidades estratosfericas en una vida de abundancia y a�n poder guardar en
diversas instituciones� suizas alrededor
de ochenta y cuatro millones de d�lares en previsi�n de un futuro menos
favorable, con un sueldo de funcionario de nivel medio.
Las aventuras financieras de Ra�l Salinas con todo y ser sorprendentes, no
terminan aqu�, pues muchos periodistas lo relacionan en una jerarqu�a donde �l
ocupaba el papel de jefe o director de operaciones de delincuentes de menor
rango que se encontraban a sus �rdenes, como fue el caso de Amado Carrillo, el
famoso se�or de los Cielos, narcotraficante que ingres� a la historia de la
delincuencia internacional por sus claras dotes empresariales tales como su
inventiva, capacidad de organizaci�n e iniciativa, destacando sobremanera su
decisi�n de usar una nutrida flota a�rea para transportar y repartir en
Norteam�rica sus enervantes, protegido por la poderosa sombra de "Don
Ra�l", quien tambi�n vend�a leche radioactiva y frijoles en mal estado a
los pobres, mediante la CONASUPO que tan mal dirigi� y llev� a la ruina en contra
de los intereses del pueblo de M�xico (El Universal, viernes 20 de marzo de
1998, p. 21 1�. Secci�n)
�En su momento, se relacion�
tambi�n a Ra�l Salinas con el desaparecido diputado que organiz� el asesinato
de Ruiz Massieu, posiblemente a causa de un choque de intereses que no pudo
arreglarse bajo las antiguas normas.
b) El nivel social va hacia abajo pero la peligrosidad de los
delincuentes no disminuye
Los diarios Reforma y El Universal entre otros, publicitaron a mediados
de marzo de 1998, una operaci�n financiera de compra de acciones del grupo
An�huac por ochenta y dos millones de pesos, por desgracia para los
prestanombres, se descubri�� que el
due�o del dinero era el connotado narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, quien
incorpor� su capital al del Grupo Financiero An�huac con la ayuda y asesor�a de
Federico Madrid Cordero, por casualidad hijo del ex presidente Miguel de la
Madrid Hurtado y eventualmente Vicepresidente del Area de Promoci�n de Negocios
del grupo; tambi�n result� implicado Jorge Hurtado Horcasitas, presidente del
Consejo de Administraci�n del GFA y, por mera coincidencia, primo de Federico y
sobrino del expresidente, adem�s� de
Jos� Luis Olivares Corona, un simple empleado de primer nivel en el que es
posible que recaer� toda la responsabilidad como se acostumbra en estos casos
en M�xico, para exonerar a los que si pueden salvarse por su dinero y amistades
(Reforma, lunes 16 de marzo de 1998, 1�. P�gina)
Cuatro d�as despu�s, en la primera plana de El Universal se menciona que
el peculiar l�der que tienen que soportar los obreros cetemistas por herencia
del anterior, Leonardo Rodr�guez Alcaine particip� en el lavado de dinero
del� C�rtel de Ciudad Ju�rez, con la
complicidad de un subordinado que ganaba diez mil pesos al mes pero que estaba autorizado
a hacer inversiones multimillonarias alleg�ndose recursos de un extra�o fondo
de vivienda del SUTERM, lo que sorprendi� mucho a la gente que pensaba que
Carlos Salinas hab�a acabado con la corrupci�n en los sindicatos al encarcelar
a don Joaqu�n Hern�ndez Galicia� y
destituir al profesor Carlos Jongitud Barrios durante su mandato.
Como se supo por los diarios, el representante de Amado Carrillo Fuentes
era Jorge Fernando Bastida Gallardo, subordinado de Rodr�guez Alcaine en el
Sindicato de Electricistas desde hace m�s de treinta a�os. Desde un punto de
vista desprejuiciado, Bastida Gallardo es un empresario muy moderno, ya que es
accionista mayoritario de once empresas y consejero de dos uniones de
trabajadores en Nuevo Laredo; en su curr�culum cuenta con una licenciatura en
Administraci�n de Negocios en Vancouver, Canad�� y un Posgrado en Administraci�n de negocios en Brasilia. Como
vemos, tiene la mentalidad de hacer dinero a toda costa, pues se educ� en excelentes
escuelas de primer nivel del mundo capitalista, por lo que seguramente el
verdadero conflicto surge cuando una sociedad mentalmente subdesarrollada ve
con malos ojos sus actividades empresariales. Lo que para muchos mexicanos son
actividades il�citas, posiblemente para los te�ricos del comportamiento
organizacional capitalista sea un modelo a seguir que se comentar� en los
libros de texto del siglo venidero.
A decir del diario El Universal, Bastida Gallardo era representante y
suegro de Vicente Carrillo hizo negocios directamente con Jorge Hurtado
(sobrino del ex presidente), mientras su primo Enrique� de la Madrid (hijo del ex presidente) quien
fung�a como Coordinador T�cnico de la Presidencia de la Comisi�n Nacional
Bancaria y de Valores, les cuidaba las espaldas entorpeciendo las investigaciones,
eso es un verdadero trabajo de equipo. Ahora Rodr�guez Alcaine afirma que
ignoraba todas las operaciones realizadas por su subordinado, ser� verdad?
La elite del poder parece no estar tan dividida como parece a la gente
sencilla: el empleado de Rodr�guez Alcaine, Bastida Gallardo intent� recuperar
el valor de sus inversiones cuando el Grupo Financiero An�huac fue intervenido
por las nuevas autoridades de la Comisi�n Nacional Bancaria y de Valores en
noviembre de 1996, por lo que contrat� como abogado al ex candidato
presidencial panista licenciado Diego Fern�ndez de Ceballos, (El Universal,
viernes 20 de marzo de 1998, p�gina uno,1�. Secci�n). El prominente pol�tico
�de oposici�n�, quien nunca ha negado su amistad y contacto permanente con el expresidente� Carlos Salinas de Gortari, adem�s� de que ha sido mencionado como abogado de
personas e instituciones ligadas al narcotr�fico; como fue� el caso de la defensa que hizo del Hospital
donde �Muri�?� el narcotraficante que
deseaba hacerse una simple liposucci�n y perdi� la vida en el intento, cobr�
cuatro millones de pesos en dos cheques y El Universal afirma poseer� copia de uno de ellos (viernes 20 de mayo de
1998, 1�. P�gina).
El �nico problema al parecer se deriva de que ambos cheques fueron tomados
de una cuenta del Fondo Inmobiliario M�xico, una empresa que se encargaba de
invertir los ahorros de cientos de obreros y empleados del Sindicato de
Electricistas y que sirvi�� de parapeto
para blanquear millones de pesos aportados por Juan Zepeda M�ndez entre otros,
Arquitecto por la Universidad La Salle, quien hab�a sido Secretario T�cnico del
Desarrollo Punta Diamante [otra inversi�n exitosa de don Diego], promotor de
los programas de desarrollo del Banco Mundial y persona de confianza del
difunto Jos�� Francisco Ruiz Massieu (El
Universal, viernes 20 de marzo de 1998, 1�. secci�n, p. 2).
Antes que El Universal, la revista P�blico de Guadalajara, Jalisco hab�a
dado a conocer la participaci�n de este prominente pol�tico y abogado salinista
en tales negocios fronterizos (entre lo legal y lo ilegal), porque quien
defiende prestanombres y narcotraficantes no puede argumentar inocencia o
desconocimiento de causa.
Adem�s de las personas que se han mencionado aqu� y cuyos nombres pueden
leerse en letras de diferentes tama�os en casi todos los diarios del pa�s, la
Procuradur�a General de la Rep�blica� ha
girado �rdenes de aprehensi�n contra Juan Manuel Zepeda M�ndez, Manuel Bitar
Tafich, Carlos Col�n Padilla, Jorge Bastida Gallardo y esposa y al menos otras
cinco personas de segundo nivel.
Como puede observarse por la lista de personas y actividades enumeradas
aqu�, no es descabellado afirmar que los as� llamados delincuentes perseguidos
por la justicia mexicana pueden ser considerados empresarios muy exitosos en
otras culturas. Su principal delito fue poner en pr�ctica en un pa�s
subdesarrollado la m�xima capitalista del enriquecimiento a costa de lo que
sea, de este modo, usaron puesto p�blicos para beneficio privado,
comercializaron productos de desecho a precios inflados, desviaron fondos de
los trabajadores y usaron las cuentas a las que ten�an acceso para
�blanquear�� dinero producto del
narcotr�fico, actividad por el momento ilegal pero altamente productiva, pues
un gramo de coca vale diez veces m�s que un gramo de oro.
Quisieron diversificarse y expandir sus actividades a otros pa�ses de
Norteam�rica, centro y sur� Am�rica, as�
como al occidente europeo. �Qu� recibieron a cambio de crear miles de empleos
muy bien pagados (recordemos los cuatro millones del abogado Fern�ndez de� Ceballos) en diversas partes del mundo?
Persecuci�n, desprestigio, c�rcel, etc�tera...
�No ser� m�s f�cil acaso cambiar todas las leyes para que personas tan
emprendedoras tengan un lugar decoroso en la sociedad? �Es tiempo ya de cambiar
nuestra visi�n cat�lica enemiga de los ricos, culpabilizadora de los exitosos y
cr�tica de los emprendedores?
�Tendremos acaso que modificar todo nuestro sistema de valores para
reconocer las nuevas realidades impuestas por la globalizaci�n del capitalismo?
Porque tambi�n a mucha gente de clase media y baja le� ser� muy dif�cil aceptar y les sonar�
extra�o saber que los delincuentes con mayor �xito y mejores ganancias viven en
fastuosas mansiones de las zonas residenciales m�s exclusivas de todo M�xico, y
no en la polvorienta Ciudad Neza.
La criminalidad de las clases altas
Si en� primer t�rmino observamos
las conductas criminales de la elite de la sociedad, pues nos referimos nada
menos que al desempe�o de las familias presidenciales, sus amigos,
subordinados, asociados y empleados con mucha cultura, educaci�n y talento,
�que podemos esperar de las clases altas asociadas con ellos, quienes adem�s se
identifican con la gente de primer nivel y la toman como ejemplo? Recordemos
que nada es m�s exitoso que el �xito y que quien observa que su vecino se
compr� un coche �ltimo modelo, comienza a deprimirse al notar las deficiencias
del propio.
Nos toca ejemplificar este par�grafo con los m�todos de enriquecimiento
de los gobernadores m�s ilustres: el de Morelos que favoreci� la industria del
secuestro; el antiguo gobernador de Guanajuato cuyo sobrino se rob� m�s de dos
mil autos; el ex gobernador de Jalisco quien ahora desde Almoloya se dice
estafado por un narcotraficante con el que anduvo paseando por Europa y
Norteam�rica; el de Campeche quien favoreci� la industria del espionaje
interno; el banquero Jorge Lankenau, pariente del gobernador de Nuevo Le�n;
Angel Isidoro Rodr�guez alias el divino; el banquero favorito de Carlos Salinas
de Gortari, Carlos Cabal Peniche.
En otros tiempos hubiera sido un desacato pensar siquiera que personas
de tan alto nivel pol�tico, social y econ�mico pudieran estar inmiscuidas en
actividades ilegales, sin embargo por poner un ejemplo: al poco tiempo de la
renuncia del ex gobernador de Morelos Carrillo Olea, se descubri� que uno de
sus jefes polic�acos andaba tirando cad�veres de gente secuestrada por las
carreteras y brechas de su Estado, siguiendo instrucciones del procurador y con
la colaboraci�n abierta de polic�as, agentes del Ministerio P�blico, jueces y
otros funcionarios. La prensa nacional public� recientemente que Jos� Manuel
Gonz�lez Vel�zquez, hermano� del nuevo
oficial mayor del gobierno de Morelos (recordemos que un pri�sta substituy� a
otro) estaba asociado con la famosa banda de los Arizmendi L�pez, un empresario
que inici� su carrera como simple ratero, subi�� luego a asaltante a mano armada, alcanz� un rango mayor al
diversificarse en el robo de autos, y termin�? Como secuestrador de destacados
capitalistas pertenecientes a la comunidad espa�ola de la capital del pa�s.
Arizmendi al igual que muchos narcotraficantes parece ser el ejemplo
claro de hombre de origen social muy bajo (campesino miserable) que escuch� el
consejo del diablo: "Cuando tengas una cosa muy buena, organ�zala".
Los secuestradores de gente multimillonaria y los narcotraficantes de grandes
recursos tienen talento empresarial, iniciativa, ambici�n, y deseos de salir
adelante pero, una sociedad tan estratificada como la nuestra, no puede
ofrecerles nada legal; en conclusi�n, se van a los m�rgenes de la sociedad y se
convierten en depredadores al servicio de las clases altas. Arizmendi es un
producto cien por ciento de nuestra sociedad: �atacaba espa�oles s�lo por
coincidencia? � o se siente el indio vengador reencarnado, que de paso
aprovecha para salir adelante con un negocio a sus ojos pol�ticamente correcto?
Tan sirven al poder los delincuentes (en este caso los secuestradores), que los
que prendieron a Harp no fueron perseguidos por �rdenes expresas de Salinas,
como lo coment� la prensa en su momento. (Salinas orden� a Farell no detener
a los secuestradores de Harp Hel�, El Financiero, lunes 17 de julio de
1995, Sociedad, p. 44) Los recientes �xitos gubernamentales en el combate a los
secuestros demuestran que basta tener voluntad pol�tica para comenzar a
desenmara�ar esta madeja de intereses tan complejos.
La delincuencia de las clases medias
Cuando el delincuente de la clase media act�a en equipo, casi siempre lo
hace al servicio de las clases altas para realizar negocios interesantes con
mutuos beneficios; as� podemos citar los casos de Justo Ceja, un simple
bur�crata que ganaba veinte mil pesos mensuales pero al que se le han
descubierto propiedades multimillonarias; el mismo caso ser�a el de los hombres
de paja de Ra�l Salinas. Por lo general act�an de intermediarios para
apropiarse de bienes p�blicos, lavar dinero o servir de prestanombres.
Cuando la persona de clase media trabaja sola sus alcances son m�s
limitados porque no tiene los suficientes recursos, carece del suficiente poder
y desconoce a la gente que pudiera aumentar su tasa de ganancia.
En los a�os setenta, los asaltabancos eran de clase media, ahora se
dedican a este peque�o negocio las clases bajas, porque ya ni en los bancos hay
dinero y el prestigio de esta opci�n empresarial ha disminu�do mucho.
Ultimamente se ha comentado el caso de Lourdes Madrazo Cu�llar, Lamberto
Animas Ochoa y Mika Endo Suzuki quienes ha sido acusados de falsificar
documentaci�n causando un desfalco de menos de trescientos mil pesos a la
persona afectada, cantidad irrisoria si la comparamos con los millones que
manejan las clases dominantes de nuestra sociedad. De ese tama�o son los
negocios il�citos de la clase media: pr�cticamente insignificantes.(El
Universal, 1�. Secci�n, jueves 11 de junio de 1998, p. 20)
A la clase media pertenecen tambi�n las bandas de robacoches, los que
asaltan farmacias o transportes de medicamentos, los que se apoderan de
cargamentos de aparatos el�ctricos, electr�nicos, alimentos, telas y juguetes,
y los que lucran con la prostituci�n femenina y masculina.
Cada banda est� especializada, tienen sus canales de comercializaci�n en
los mercados informales y en el formal, tienen el apoyo de polic�as judiciales
y mandos medios gubernamentales; son totalmente institucionales. Cada jefe de
banda tiene un amigo o pariente en la polic�a que� le indica a quien asaltar, c�mo hacerlo y cu�ndo huir.
No es raro que las bandas tengan aparatos de radiocomunicaci�n que
captan la onda radial de los polic�as, por lo que pueden cometer sus atracos y
huir a tiempo. Entre los conductores, choferes o traileros hay una consigna:
nadie se defiende porque el seguro paga.En la prostituci�n cada chippendele
tiene un amante o �amigo�� judicial que
cobra en dinero y en especie los favores y la protecci�n otorgada; esta
actividad no es ilegal, tampoco legal: es fronteriza, pero est� altamente
monopolizada por funcionarios delegacionales civiles y polic�acos.
El caso de los comerciantes de v�a p�blica o tianguistas es un ejemplo
bastante notable de lo bien que funcionaba la maquinaria econ�mica bajo la
protecci�n pol�tica pri�sta. La madrugada del lunes 15 de junio de 1998, las
autoridades del gobierno del Distrito Federal realizaron un desalojo de
comerciantes ilegales en donde se localizaron tres toneladas de cohetes y
p�lvora.
Al d�a siguiente, diez mil tianguistas afiliados al PRI� marcharon por las calles de la ciudad de
M�xico exigiendo la derogaci�n de un reglamento aprobado en 1993 por los
l�deres que ahora los encabezan.
El martes 16 de junio de 1998, en el programa de radio conducido por
Manuel Mejido en el 760 de AM, Mario Luis Alt�zar Su�rez coment� que las
huestes de comerciantes callejeros pri�stas, dirigidas en apariencia por
Guillermina Rico pero comandadas desde arriba por Jorge Schiaffino l�der de la
CNOP pri�sta, y Manuel Aguilera G�mez otro destacado miembro del PRI, antiguo
asamble�sta, ex Regente de la Ciudad de M�xico, actual diputado a la Asamblea
Legislativa; eran quienes se encargaban de comercializar las mercanc�as robadas
cada mes a 1500 traileres, asaltados en los alrededores de la capital del pa�s.
Tambi�n se dijo all� que los l�deres de los vendedores lucran con la
miseria de sus afiliados y les venden protecci�n al m�s puro estilo mafioso,
exigi�ndoles veinte pesos diarios de �cuota voluntaria�.
En el mismo sentido se pronunci� la C�mara Nacional de Comercio de la
Ciudad de M�xico, en un desplegado que a la letra dice: �El ambulantaje,
clientela pri�sta de hace tiempo, ha adquirido una caracter�stica muy
particular en los �ltimos a�os, lo que lo hace particularmente relevante en el
an�lisis del c�rculo de impunidad que existe en el pa�s. En tiempos
recientes los ambulantes, o al menos una buena parte de ellos, parecen haber
dejado de ser parte de un mecanismo orientado a la subsistencia o a dar salida
a las capacidades empresariales de un amplio segmento de la sociedad, para
convertirse en el departamento de distribuci�n y venta de la delincuencia. En
la medida en que esto se ha venido generalizando, el apoyo del PRI entra�a una
nueva faceta en la vida de ese partido.� (El Universal, mi�rcoles 23 de
septiembre de 1998, Nuestra Ciudad, El c�rculo vicioso de la impunidad,
p. 3). El diputado panista Arne Sidney se�al� en la prensa que se vende
mercanc�a robada en tianguis y mercados (Exc�lsior, segunda parte secci�n A,
domingo 10 de octubre de 1999).
Como puede observarse, el negocio es redondo: Aguilera y Schiaffino como
asamble�stas aprobaron un reglamento muy limitante y restrictivo hace cinco
a�os; durante todo este tiempo han cobrado cuotas para proteger la venta ilegal
de mercanc�as robadas, porque sesenta mil toneladas de mercanc�a al a�o no pueden
esconderse en un rinc�n, �o s�? Tambi�n, han utilizado a los pobres vendedores
como carne de manifestaci�n y, ahora que un gobernante de un partido diferente
al suyo propio desea imponer orden y aplicar las leyes que ellos mismos
aprobaron, explotando a miles de personas en su propio beneficio, con una doble
moral y usando un doble discurso, encabezan marchas de protesta y exigen
retroceder al primer gobierno electo del Distrito Federal.
Gobierno por cierto que tambi�n ha puesto al descubierto mediante su
delegado en Gustavo A. Madero Jes�s Zambrano, la protecci�n pri�sta a los
famosos y tambi�n impunes hasta hace poco �porros,� que asaltaban y violaban a cuanto joven y muchachita asist�a a
las instituciones educativas del Distrito Federal, como una brutal manera de
control pol�tico sobre tan importante sector de la poblaci�n: �Por su parte, el
Director de la Coordinaci�n de Delegaciones Pol�ticas en el D.F. Ren� Torres
Bejarano, dijo que el gobierno de la ciudad no apoyar� a grupos porriles, ni
con recursos, ni plazas o becas que anteriormente los pseudoestudiantes
consegu�an�, (Reforma, Ciudad y Metr�poli, �Prometen aplicar mano dura a
porros�, Alberto Martinez, viernes 13 de noviembre de 1998, p. 6B).
El procedimiento mafioso comienza a ya no funcionar desde el momento en
que el antiguo partido perdi� el poder en la ciudad: las concesiones, la
supervisi�n, los apoyos mutuos son imposibles y el PRI en la capital del pa�s
no puede garantizar impunidad a nadie como se hac�a en otros tiempos.
la delincuencia de las clases bajas
En este tipo de delincuencia es donde hay los mayores riesgos y las
menores ganancias; normalmente la ejercen bandas de hombres j�venes de las
clases m�s bajas de la sociedad con diversos motivos y objetivos: el m�s
evidente es el rencor de clase contra la gente que tiene un poco m�s; y frente
a un miserable cualquiera tiene m�s.
Tambi�n esta el aspecto del machismo: el que se sube a un micro con una
pistola de juguete, un picahielo o un cuchillo y se baja dos calles m�s� adelante con mil o dos mil pesos es un h�roe
entre su banda o grupo de amigos; invita las chelas, la mota o el activo; a
veces le alcanza para unas cuantas grapas de coca�na.
El equivalente al premio Nobel en este tipo de delincuentes es salir en
alg�n programa de televisi�n del tipo de Duro y Directo; quien aparece en un
corto, aunque sea por algunos segundos ya la hizo, no es un cualquiera, sali�
en la tele y es posible que hasta llegue a la grande con un poco de esfuerzo
podr� visitar Disneylandia (el reclusorio o�
el Palacio de Almoloya) donde conocer� a los jefes y regresar� alg�n d�a
a su barrio a presumir que se code� con ellos y lo trataron de igual a igual:
imag�nate, hizo un trabajo para "Don Ra�l".
Conclusiones y recomendaciones:
1.- El delito no es algo ajeno a la sociedad ni proviene de fuera.
2.- El delincuente no es s�lo el miserable que roba por hambre, �sta es
s�lo la parte visible del espectro delictivo.
3.- Los delincuentes m�s peligrosos pertenecen a las clases m�s altas de
la poblaci�n y su peligrosidad radica en el da�o social que pueden causar, no
en su aspecto que es m�s bien enga�oso. As�, cuando vemos en la calle a un
pobre mugroso y desarrapado, nos causa temor, mientras que los banqueros
pr�fugos, encarcelados o en proceso parecen gente fin�sima y
honorabil�sima� y sin embargo generaron
los quebrantos por miles de millones de pesos que desea tapar el Fobaproa.
4.- Lo mismo podemos decir de los gobernadores delincuentes. Como sol�a
expresar mi abuela al saber alguna noticia ins�lita: �qui�n lo hubiera
pensado�, o �l�stima de ropita�.
5.- No podemos decir que la delincuencia haya aumentado, no hay cifras.
Desde mi punto de vista es m�s correcto decir que disminuy�. La gente corrupta
del antiguo r�gimen ha sido desplazada por nuevos grupos y equipos pol�ticos y
tiene menos posibilidades de lucrar porque ya no ocupan los puestos del
gobierno capitalino.
6.- Se afirma sin demostrar que la delincuencia aument� en los �ltimos
ocho o nueve a�os por dos razones: porque Salinas la convirti� en el tema de
moda, posiblemente para distraer al pueblo; mientras vend�a al pa�s estabamos
preocupados porque no nos arrebataran la cartera. Salinas nos empobreci� y nos
embauc�.
Otra raz�n es que la sociedad ha cambiado y hasta la delincuencia se
democratiz�. Todav�a en mis tiempos infantiles y juveniles me dec�an: no vayas
a Tepito porque te asaltan; no te metas a la Morelos porque te quitan el coche;
no te emborraches demasiado en Garibaldi porque los mariachis o los meseros te
bolsean y te tiran a la calle.
Ahora la delincuencia sali� de sus cotos naturales, �perdi� el respeto�
y se extendi� democr�ticamente por todas las zonas residenciales de la capital
y del pa�s. Antes, la delincuencia en peque�a escala� y la violencia homicida eran cosa de pobres. Ahora es problema de
todos.
Los delincuentes que viven en Chalco �bajan a asaltar� a Neza; los de
Neza hacen lo mismo con los de la Vicente Guerrero; �stos �trabajan� en la
Agr�cola Oriental; los de Iztacalco viajan en combi para asaltar en el centro;
las bandas de Iztapalapa� son m�s
atrevidas y se van a secuestrar sacerdotes jesu�tas y ni�as jud�as a Polanco y
las Lomas; los delincuentes de cuello blanco que viven en estas zonas maquinan
fraudes y crisis financieras que afectan a la naci�n entera.
Posiblemente, un pobre miserable de la Morelos asalt� y mat� al se�or
Ortiz Mart�nez, hermano de uno de los hombres m�s poderosos del M�xico actual
para quitarle su Rolex; tambi�n, unos desarrapados del Estado de Morelos fueron
presentados por la polic�a como presuntos secuestradores de las hijas del
impopular� Ortiz; esto se debe a que las
clases bajas ya no respetan a los adinerados; ya no est�n conformes con su
suerte ni aceptan el sitio social que han tenido a bien asignarles las elites,
seguramente porque la oligarqu�a s�lo se acuerda de los pobres para
explotarlos, para pedirles sus votos y usarlos como carne de manifestaci�n a
favor del PRI.
7.- No es cierto que vivamos ahora menos seguros; al contrario, nuestra
vida ha mejorado y aumentado nuestra seguridad en los �ltimos treinta a�os; los
mexicanos ya tenemos un alto promedio de vida cercano a los promedios europeos
y japoneses (72 a�os para los hombres y 76 para las mujeres). Nuestros ni�os
son cada vez m�s altos y fornidos.
8.- Si es verdad que vivimos con la inseguridad y la delincuencia m�s
presentes en nuestras vidas: las empresas de comunicaci�n se encargan de
recordarnos todos los asesinatos, estupros, desfalcos, asaltos a bancos y dem�s
cr�menes todos los d�as; lo hacen porque el morbo siempre ha generado
ganancias, pero lo hacen de manera sesgada porque les resultar�a pol�ticamente
inconveniente resaltar los logros de los partidos emergentes y los fracasos de
los pri�stas; recordemos que el �mochaorejas� se refugiaba en Morelos ( un
Estado gobernado por un pr�ista) y fue rastreado en Quer�taro (un Estado
panista), siendo aprehendido en los l�mites del Distrito Federal (con un
gobernante perredista de un lado de la frontera y un panista del otro).
Ahora, la telenovela se ha hecho realidad: �los ricos tambi�n lloran�;
los ricos pueden ser y� son� secuestrados, asaltados y asesinados; algo
que los pobres han sufrido desde hace muchos a�os, causa ahora conmoci�n porque
se est� afectando a las clases m�s altas de la sociedad.
Por d�cadas polic�as corruptos de Naucalpan �antes pri�sta- asaltaban,
secuestraban y hasta asesinaban a obreros y jornaleros para quitarles sus
sobres de n�mina cada s�bado, sin que ninguna autoridad pusiera remedio a tan
graves problemas denunciados cotidianamente; sin embargo, cuando se secuestra y
asesina� a un junior del centro del
pa�s, se pretende que todos llevemos mo�os blancos en la solapa, cuando
deber�amos reflexionar sobre esta violencia y tipificarla como una demostraci�n
de que entre las clases bajas tambi�n hay iniciativa empresarial y ganas de
hacer negocios pero, si los caminos legales est�n obturados o no existen,� para eso se hizo la ilegalidad, el mercado
negro, obscuro o gris.
9.- La violencia homicida ya alcanz� a las clases rectoras de la
sociedad por varios motivos:
el principal es que se fragment� la elite del poder en dos o tres grupos
que cada vez tienen menos que repartirse y, por tanto, no est�n dispuestos a
acatar las antiguas reglas del juego del poder. Lo que el jefe m�ximo arreglaba
con su sola fuerza moral, ahora pretende arreglarse a balazos por la espalda.
�Qui�n asesin� a Colosio, a Ruiz Massieu, al director del Transporte en
el D.D.F. bajo el �ltimo regente; al juez que llevaba una vida modesta y no se
dej� corromper? El agonizante sistema pol�tico que no termina de morir para
bien y tranquilidad de todos. El mismo sistema que permite gobernadores
secuestradores, esp�as, socios de narcos, robacoches, etc�tera.
Las propuestas para luchar contra la delincuencia y mejorar la seguridad
p�blica son simples de enunciar pero dif�ciles de llevar a la pr�ctica:
Separar a los delincuentes del gobierno;
acabar con la impunidad a todos los niveles sociales;
actualizar las leyes y mejorar el sistema de impartici�n de justicia;
separar f�sica y socialmente a los delincuentes de la polic�a; muchos
polic�as se vuelven delincuentes y viceversa. La mayor�a de los asaltantes y
secuestradores exitosos tienen v�nculos muy estrechos con la polic�a, conocen
sus claves, sus m�todos de organizaci�n y trabajo, sus limitaciones f�sicas y
presupuestales; tienen radios que captan las transmisiones de la polic�a.
Los mejores polic�as del futuro�
ser�n hombres y mujeres de clase media alta y peque�a burgues�a; no
tendr�an piedad de los delincuentes de clases bajas y desconfiar�an de las
clases m�s elevadas.
Democratizar la vida nacional para permitir la rotaci�n de las elites,
el control de la sociedad sobre sus autoridades y la comunicaci�n horizontal de
los ciudadanos.
Cuando la antigua clase en el poder,�
acostumbrada a la corrupci�n como forma de vida haya sido desplazada,
cuando exista una democracia completa y confiable, cuando la impunidad sea cosa
del pasado, entonces existir� el Estado de Normalidad Democr�tica que esperamos
ver muy pronto.
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