SOBERANÍA


1. La soberanía al final del siglo XXI

La soberanía es el valor más importante de nuestra nacionalidad y su defensa y fortalecimiento es el primer objetivo del Estado mexicano. Consiste en asegurar la capacidad de los mexicanos de tomar libremente decisiones políticas en el interior de la Nación, con independencia del exterior. La expresión concreta de nuestra soberanía radica en preservar la integridad de nuestro territorio y asegurar la vigencia del Estado de Derecho con la supremacía de la Constitución Política y de las leyes que emanan de ella. Asimismo, son expresión de nuestra soberanía el definir objetivos propios de desarrollo, promoverlos en el país y en el extranjero y fortalecer nuestra identidad y nuestra cultura dentro y fuera de nuestras fronteras.

Nacionalismo

El nacionalismo es el conjunto de valores, sentimientos y aspiraciones que caracterizan y definen a un pueblo en el concierto de las naciones. El nacionalismo es la base de la soberanía; se nutre de la diversidad y vitalidad de nuestra cultura plural y es factor esencial de nuestra unidad y cohesión social.

Los desafíos del presente

En la última década el país y el mundo cambiaron. El país ha adquirido mayor presencia y peso en la escena internacional. Así lo muestran las nuevas alianzas comerciales del país, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC); la formación del Grupo de los Tres, integrado por México, Colombia y Venezuela; los acuerdos de libre comercio con Chile, Costa Rica y Bolivia; el ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a las más grandes economías del mundo, y a la Conferencia Económica del Pacífico Asiático (APEC), así como su participación en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo.

Por otra parte, es preciso subrayar que han aumentado los retos internos que entrañan el desempleo, la pobreza, la injusticia y la demanda de más y mejor democracia. Necesitamos asegurar que la acción exterior del país favorezca las respuestas que damos los mexicanos a estos desafíos; necesitamos, también, superarlos para impulsar nuestro papel en el mundo.

Durante los últimos años, la modificación más notable fue el desvanecimiento de la bipolaridad rígida que definió la política exterior de todas las naciones por casi medio siglo. En contrapartida, se han agravado las amenazas de nuevos conflictos regionales, del terrorismo y del resurgimiento de viejas intolerancias raciales y culturales. México ve con extrema preocupación estas tendencias que pueden dañar nuestros intereses y conculcar los derechos de nuestros connacionales que se encuentran en el extranjero.

La globalización de la producción, las finanzas y el comercio puede ofrecer oportunidades de crecimiento que necesita nuestro país; pero también puede desbordar a las instituciones internacionales y generar fenómenos frente a los cuales un Estado nacional tiene pocos instrumentos efectivos de respuesta. El rápido movimiento de los capitales amenaza con provocar inestabilidad aún en las economías más grandes del planeta. Ello nos reclama un esfuerzo adicional para elevar el ahorro interno y depender más de nuestras propias fuerzas, no sólo como respuesta a un fenómeno económico internacional, sino como defensa de nuestra soberanía.

La transformación tecnológica en el mundo abre una ventana de oportunidades y de nuevos desafíos. Tenemos la capacidad de llegar a las zonas más alejadas, educar y capacitar, acercar los beneficios de la información y la cultura a los lugares más apartados del país. Debemos aprovechar las potencialidades de la tecnología e influir mediante ella en la opinión mundial a favor de México.

Igualmente, el debate mundial de los grandes temas como la defensa de los derechos humanos, el combate al narcotráfico y al terrorismo, la lucha contra el deterioro ecológico e, inclusive, la promoción de la democracia, siendo objetivos que compartimos con toda la humanidad, pueden esgrimirse como pretexto para justificar una injerencia indebida en nuestros asuntos internos. Si reconocemos que nuestra capacidad de decisión interna tiene hoy un importante e inevitable ingrediente internacional, debemos organizar nuestra acción como sociedad para aprovechar el peso de nuestra presencia internacional, adecuar nuestras herramientas a los nuevos retos globales y apoyar los esfuerzos internos con una promoción efectiva de nuestros intereses en el exterior.

Las respuestas de la historia

Nuestra Constitución consigna los principios de no intervención, del respeto a la autodeterminación de los pueblos, de la solución pacífica de las controversias, de la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza, de la igualdad jurídica de los Estados, de la búsqueda de la paz y de la cooperación para el desarrollo como guías de la política exterior de México.

La experiencia histórica nos ha enseñado a ser particularmente celosos de nuestra integridad territorial y para nuestras Fuerzas Armadas no existe obligación más alta que mantenerla. La permanente lealtad de las Fuerzas Armadas a los poderes constitucionales, su origen popular y su compromiso con el proyecto nacional han permitido tener paz interior y fronteras seguras.

La lucha de México por el desarme general y completo, la defensa de la no intervención, la demanda por una transformación en las relaciones Norte-Sur, la exigencia por la solución pacífica de las controversias, han sido resultado de nuestra experiencia histórica en defensa de nuestra soberanía.

La defensa de la Soberanía al fin del siglo XX

Es esencial a la soberanía nacional el imperio de la ley en todo el territorio nacional. No hay unidad nacional posible ni seguridad nacional viable más que con la plena integridad del territorio mexicano sin separatismos ni divisiones infranqueables dentro de nuestra sociedad. La defensa de la soberanía tiene tareas internas y tareas hacia el exterior. Nuestras iniciativas en el exterior se sustentarán en principios e intereses nacionales.

2. Objetivos

El cambio mundial y la nueva dimensión internacional de México, aunados a la difícil coyuntura del país, conducen a proponer los siguientes objetivos específicos, con miras al México del año 2000:

3. Estrategias

Para garantizar la seguridad nacional de México proponemos:

Para ampliar y fortalecer el papel de México en el dinamismo mundial se propone:

Los nuevos vínculos de la política exterior

América del Norte

Con los Estados Unidos de América se buscará formar un nuevo entendimiento que promueva los intereses de México; fortalecer las consultas de alto nivel sobre asuntos bilaterales y mundiales; intensificar la protección de los derechos humanos y laborales de los trabajadores emigrantes mexicanos, y promover el respeto a su imagen y dignidad; ampliar la cooperación financiera, comercial, científica y tecnológica; emprender una nueva iniciativa, efectiva y respetuosa, en contra del tráfico de drogas, de armas y de personas; hacer eficientes y ampliar los mecanismos para la protección ambiental; construir mecanismos de rápida respuesta a las demandas de las poblaciones fronterizas y abatir el crimen y la violencia en la zona fronteriza; fortalecer y extender el intercambio y el conocimiento de las culturas de las dos naciones.

Con Canadá existen intereses comunes de carácter bilateral y regional que deben aprovecharse para impulsar nuestros vínculos económicos y lograr una mayor coordinación de políticas en foros multilaterales. Se dará un apoyo más vigoroso a temas como la promoción del desarrollo, la creación y modernización de infraestructura y el intercambio científico, técnico y cultural.

Centroamérica y el Caribe

Consolidar el marco de libre comercio con la región, intensificar las consultas políticas y asegurar que la cooperación promueva objetivos de beneficio mutuo.

Las relaciones con Guatemala deberán mantener el más alto nivel de intensidad. Entre las prioridades están el desarrollo de la zona fronteriza, la consolidación de los mecanismos bilaterales de cooperación, la culminación y operación de un acuerdo de libre comercio, los asuntos migratorios y una renovada política de intercambio científico y cultural .

Intensificar la presencia y los intercambios políticos, económicos y culturales con Belice y las naciones del Caribe. Para ello es fundamental un mayor impulso a la Asociación de Estados del Caribe, de la que México forma parte. México mantendrá su política de respeto, amistad y cooperación con Cuba y su insistencia en que este país se reintegre a los foros hemisféricos.

América del Sur

Fortalecer los mecanismos regionales de diálogo político y de integración económica.

Consolidar el libre comercio y los acuerdos financieros con las naciones del Pacto Andino. Con Venezuela y Colombia buscaremos robustecer al G-3, como un factor de primera importancia para los esfuerzos de integración con Centroamérica y el Caribe.

Impulsar los mecanismos de coordinación entre los acuerdos de libre comercio que hemos firmado y el Mercosur. Fortalecer la cooperación con Brasil y Argentina y apoyar el ingreso de Chile al TLC, consolidando el tratado comercial firmado con ese país. Es necesario fortalecer la Conferencia Cumbre Iberoamericana para asegurar el diálogo político que promueve una integración realista.

Diversificación en el mundo

México es un país que requiere de alianzas selectivas y flexibles. Por eso, establecer vínculos efectivos de diálogo político, comercio e inversión con otras naciones y regiones no americanas, complementa y da un mejor equilibrio a nuestras relaciones externas. Para ello se propone:

La cooperación técnica, científica, educativa y cultural requiere de un trato privilegiado

Las acciones de cooperación en estos rubros deben promover el prestigio de México y difundir la riqueza de sus culturas, la diversidad de su pueblo y la creatividad de su gente; también deben atraer recursos para ampliar los esfuerzos productivos, científicos, técnicos y culturales del país.

Una nueva relación de nuestro país con nacionales mexicanos en el exterior prevé:

Para promover los intereses nacionales en los foros multilaterales se adoptarán las siguientes políticas:
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