Demetrio Sodi de la Tijera
En las 'ultimas semanas se han dado diversas se~nales de que algo raro est'a pasando al interior del PRI, que empieza a romper la tradicional unidad y disciplina del partido. Las abstenciones y los votos en contra de iniciativas presidenciales de varios senadores y diputados pri'istas, son s'olo una muestra del rechazo que est'a surgiendo en el partido con la actuaci'on y el programa de gobierno de Ernesto Zedillo. La rebeli'on dentro del PRI, si se presenta, no ser'a producto de una lucha intestina por el control del partido, o una disputa entre los que quieren la reforma interna y los que se oponen a ella; la rebeli'on ser'a contra el programa y el equipo de gobierno del presidente Ernesto Zedillo. A criterio de la gran mayor'ia de los pri'istas, el gobierno de Ernesto Zedillo le est'a resultando demasiado caro al partido y lo est'a llevando a la debacle electoral. Existen, en este momento, cuando menos tres corrientes al interior del PRI, que pueden rebelarse y enfrentarse entre s'i en las pr'oximas semanas: los ``zedillistas'', los ``aut'enticos'' pri'istas y los ``democratizadores''. Para los ``zedillistas'', el futuro pol'itico del PRI depende exclusivamente de la fortaleza del presidente, por lo que est'an decididos a dar un apoyo incondicional al gobierno, confiando en que sabr'a resolver los problemas y salir de la crisis. Esta corriente est'a integrada por funcionarios p'ublicos del sexenio anterior (exsalinistas), que ocupan en la actualidad puestos de direcci'on en el partido o en las c'amaras de senadores y diputados; son ``pri'istas'' de temporal que no tienen ni sienten compromiso o v'inculo pol'itico con el PRI, y que saben que su 'unica alternativa para continuar sus reci'en iniciadas carreras pol'iticas depende del apoyo que reciban del presidente y de los miembros de su gabinete; su 'unico compromiso est'a con el equipo en el gobierno, del cual creen formar parte, y ven al partido, y a los pri'istas, como una pesada carga para el presidente Zedillo y para el pa'is. Para los ``aut'enticos'', el partido corre un serio peligro en caso de seguir apoyando incondicionalmente los programas de gobierno del presidente Zedillo. Tienen grandes dudas sobre la capacidad del presidente para combatir la crisis y est'an muy preocupados por la reacci'on de la poblaci'on en contra del PRI y del gobierno. Este grupo est'a integrado por los viejos cuadros del partido, por los l'ideres de las organizaciones sociales y por la mayor parte de la estructura territorial; dicen estar ``decididos'' a presionar para que el gobierno rectifique su pol'itica econ'omica, y dispuestos a evitar cualquier reforma pol'itica que ponga en riesgo su supremac'ia electoral. Este grupo siente que el partido, en el cual han militado por muchos a~nos, se est'a deshaciendo por culpa de los tecn'ocratas y del programa neoliberal que ha seguido el gobierno en los 'ultimos sexenios. Los ``democratizadores'' constituyen otra corriente que puede provocar una posible rebeli'on, est'an convencidos tambi'en que la estrategia econ'omica y el actual gobierno le est'an saliendo demasiado caros al partido y representan una amenaza para su futuro; creen que ya no es posible seguir posponiendo la reforma pol'itica, y que el PRI puede democratizarse con nuevas reglas y acuerdos pol'iticos. Rechazan la alianza entre el gobierno y el PAN, y sienten que se est'an traicionado los compromisos sociales del partido. A pesar de ser pri'istas de nuevo cu~no, creen que el PRI todav'ia tiene remedio y est'an dispuestos a arriesgar un ``poco'' para presionar el cambio desde adentro. Algunos participantes de este grupo estar'ian dispuestos a hacer alianzas con militantes de otros partidos o con ciudadanos independientes, inclusive a integrar una nueva fuerza pol'itica nacional. Los ``aut'enticos'' y los ``democratizadores'' coinciden en que es necesario obligar al presidente Zedillo a rectificar su estrategia econ'omica, difieren en que mientras para los primeros, la reforma pol'itica no es necesaria y es s'olo una demanda de la oposici'on, para los segundos, la reforma es urgente y no es posible seguirla posponiendo. Ambos creen que el desprestigio y debilidad del partido son s'olo temporales, producto de decisiones equivocadas y de la estrategia econ'omica de los 'ultimos gobiernos; est'an convencidos de que el PRI tiene enfrente todav'ia una larga vida si retoma su compromiso social. Creen que el problema fundamental es econ'omico, y de los tecn'ocratas, no del partido. Existen posibilidades de acuerdo entre estas dos corrientes si los ``democratizadores'' moderan un poco sus ansias de cambio y los ``aut'enticos'' aceptan cierta apertura al interior del partido y del pa'is. Los inconformes, o sea los dos 'ultimos grupos, hablan de que el choque entre el gobierno y el partido es inminente, que podr'ia acelerarse con las derrotas electorales en Guanajuato y Yucat'an y que no pasar'an m'as de 60 d'ias antes de que se haga p'ublica la rebeli'on; reconocen, sin embargo, que primero tratar'an de agotar todas las instancias para llegar a acuerdos con el presidente. Exigen cambios en el gabinete, en el comit'e ejecutivo nacional, pero, sobre todo, exigen rectificar la estrategia econ'omica y retomar el compromiso social del Estado. Cuando se les interroga sobre cu'al ser'ia su posici'on si no consiguen lo que quieren, prefieren callar y piden tiempo para demostrar la sinceridad de sus convicciones. El desenlace de la lucha al interior del PRI ser'a decisiva para la reforma pol'itica nacional. El presidente Ernesto Zedillo ha podido imponer en estos 'ultimos meses, medidas y programas en contra de la mayor'ia de la poblaci'on gracias a que el partido, los legisladores y las organizaciones sociales pri'istas lo han apoyado incondicionalmente. La amenaza de sobrevivencia puede hacer, sin embargo, que se produzca la primera rebeli'on pri'ista.