Documents on Mexican Politics.

Entrevista con Octavio Paz.

Entrevista con Octavio Paz.

Day y Mun~oz



   La Jornada, 12 de mayo de 1995

   Resolver lo econ'omico y lo pol'itico para arribar al siglo XXI con m'as
   seguridad

   Anthony Day y Sergio Mu~noz/ I =A4 Octavio Paz ha hecho m'as que
   cualquiera en el siglo XX para definir al pueblo de M'exico. Ha
   delineado sus rasgos a lo largo de m'as de 50 a~nos de poes'ia. Ha
   celebrado a Rufino Tamayo y sus dem'as pintores modernos, e iluminado
   los rincones largos y oscuros del M'exico colonial. Y en el ensayo del
   tama~no de un libro, El laberinto de la soledad, cre'o la piedra de
   toque mediante la cual tanto mexicanos como extranjeros valoran al
   M'exico moderno.

   A finales del invierno, poco antes del cumplea~nos 81 de Paz, nos
   trasladamos a la Ciudad de M'exico para charlar con 'el. Quer'iamos ver
   el M'exico confuso a trav'es de sus ojos. Y quer'iamos saber c'omo estaba.
   Sab'iamos que hab'ia sufrido problemas cardiacos que lo obligaron a una
   operaci'on by-pass cu'adruple o qu'intuple (s'olo su doctor y su esposa
   saben cu'antos) en Houston. (El alto costo del cuidado m'edico en
   Estados Unidos ``casi me arruin'o", dice Paz). Cuando uno de nosotros
   lo vimos casi un a~no antes, se ve'ia cansado a causa de sus problemas
   cardiacos, y algunos mexicanos nos hab'ian dicho que ahora se ve'ia
   todav'ia peor, una condici'on dif'icil de imaginar en un escritor tan
   lleno de pasi'on y fuerza durante tantos a~nos.

   Lo encontramos en su condominio de tres niveles en un edificio
   tranquilo de la d'ecada de los cincuenta a un lado del ruidoso y
   grandioso Paseo de la Reforma. Su esposa por 31 a~nos, Marie-Jos'e, nos
   recibi'o en la puerta. Nos condujo abajo por una escalera y hacia una
   sala decorada con esculturas de la India y africanas, a trav'es de un
   patio frondoso y abierto al cielo, y en direcci'on de la biblioteca
   amplia y llena de libros que ella misma mand'o construir para su
   marido.

   Fue con alivio y placer que encontramos al hombre c'alido, sonriente y
   de ojos resplandecientes que ambos record'abamos de a~nos anteriores -un
   poco encorvado, s'i, pero no menos alerta, no menos interesado en
   hablar de historia y pol'itica, amor y erotismo y (sus dos grandes
   temas): la poes'ia y M'exico.

   Eran las seis de la tarde; Marie-Jos'e hab'ia colocado sobre la mesa del
   centro una botella de Oporto, algo de whiskey, peque~nos emparedados y
   galletas. Se retir'o para dejarnos hablar.

   Tanto en M'exico, como en Latinoam'erica y Espa~na, un escritor goza de
   una posici'on como comentarista p'ublico, inconcebible en la vida
   moderna de Estados Unidos. All'i, un hombre de letras -y Paz, con todos
   sus intereses, es evidentemente eso- es tambi'en un hombre de asuntos
   p'ublicos. Le preguntamos por M'exico, la reciente conmoci'on pol'itica,
   la crisis financiera. El peso que hab'ia estado desliz'andose
   diariamente.

   ``La pol'itica es un arte, no es una ciencia... la historia est'a sujeta
   al accidente'', dijo Paz, al modo de un aviso oblicuo, con una cr'itica
   suave a los j'ovenes tecn'ocratas gobernando M'exico y a los forasteros
   inversionistas -ambos grupos empe~nados en arrancarlo de sus capas
   hist'oricas y moldearlo en un estado capitalista moderno y eficiente.
   ``Estamos pasando por un periodo muy dif'icil, pero no es el m'as
   peligroso, como algunos periodistas han dicho''. Lo suficientemente
   viejo para recordar una ni~nez en el exilio debido a las actividades
   revolucionarias de su padre, Paz echa muy atr'as su mirada,
   remont'andose d'ecadas, incluso siglos.

   ``El proceso de gestaci'on ha sido largo y complicado, con conexiones
   entre problemas pol'iticos y problemas econ'omicos. A corto plazo, la
   situaci'on se ve mal. Si no resolvemos el problema financiero, entonces
   se puede convertir en una gran crisis econ'omica que podr'a crear
   inestabilidad social. Pienso que si podemos resolver parte del
   problema econ'omico y parte del problema pol'itico, podemos llegar al
   siglo XXI con mayor seguridad''.

   Paz habl'o de las complejidades de la historia de M'exico con el fin de
   iluminar las dificultades de modernizar su pa'is. Aunque su cara fuerte
   y bien parecida se ha suavizado con el tiempo, su voz y actitudes
   reflejaron pasi'on al hablar de su pa'is. ``M'exico tuvo una civilizaci'on
   antes de la llegada de los espa~noles. Los ind'igenas mexicanos fueron
   constructores de grandes ciudades; tuvieron religiones y una moral muy
   complejas. Ese mundo fue destruido en aquel gran encuentro entre dos
   civilizaciones, y la civilizaci'on occidental destruy'o la civilizaci'on
   ind'igena. Pero hay muchos recuerdos, muchos elementos sobrevivientes
   -desde la cocina hasta el idioma y las ideas acerca de la familia.
   Estos elementos han sido muy persistentes, y tenemos algunos grupos
   que no han sido totalmente incorporados al M'exico moderno, como es el
   caso de Chiapas''.

   El que los norteamericanos no entiendan a M'exico s'olo complica la
   situaci'on, dice Paz. ``Este nuevo ataque a M'exico coincide con los
   triunfos electorales de los grupos populares de derecha. Este nuevo
   grupo est'a reviviendo el viejo nacionalismo norteamericano que es
   racista y aislacionista y muy peligroso. Es peligroso no s'olo para
   M'exico, sino para el mundo entero y para Estados Unidos. Los
   norteamericanos no deber'ian enojarse tanto con M'exico, porque estamos
   condenados a vivir lado a lado''.

   La tarea por adelante no es f'acil, dijo, porque nada garantiza que las
   cosas mejorar'an. ``El sistema de libre mercado produce injusticia. Es
   un mecanismo, y como todos los mecanismos, con eficiencia produce
   bienes y tambi'en 'con eficiencia' produce pobreza, desempleo y
   desigualdad social. Este ha sido el gran problema del siglo XX.
   Debemos encontrar otra manera de resolver esa contradicci'on entre el
   mercado mercantil y la justicia social''.

   Los puntos de vista de Paz son de sobra conocidos para los mexicanos,
   quienes lo describen entre pedante, l'ucido, impaciente, autoritario,
   col'erico, democr'atico y conservador. Reconocimiento internacional
   -incluido un Premio Nobel- por su obra literaria le ha dado acceso a
   un gran p'ublico dom'estico que, a lo largo de los 'ultimos 50 a~nos, ha
   seguido sus comentarios culturales y pol'iticos en peri'odicos, sus
   propias revistas, y en la televisi'on. Patriarca indiscutible de las
   letras mexicanas, tiene en su poder el hacer la carrera de un joven
   escritor, o cambiar el tono de las discusiones pol'iticas del pa'is. Y
   al trabajar la tensi'on entre la pol'itica y la literatura, ampl'ia el
   alcance de ambas, a'un a expensas de contradecirse. ``Espero que
   todav'ia haya una contradicci'on entre mis ideas pol'iticas y
   est'eticas'', dijo, con risa ahogada, ``porque si no hay contradicci'on,
   no hay vida, &verdad?".

   Hab'iamos ido a ver al escritor mexicano y erudito Carlos Monsiv'ais,
   llamado por algunos como la conciencia del pa'is -el I.F. Stone de
   M'exico. M'as a la izquierda que el centralista Paz, Monsiv'ais ha
   escrito extensamente tanto de la cultura popular como de la poes'ia
   mexicana. ``Paz -dijo Monsiv'ais- es un gran poeta porque va desde la
   ret'orica elevada de los poemas tempranos al esplendor autobiogr'afico
   de Piedra de sol y Pasado en claro". Pero -agreg'o- ``la visi'on de
   M'exico que Paz ofrece en El laberinto de la soledad no tiene
   paralelo en su agudeza y profundidad''.

   El libro encierra a la vez una visi'on devastadoramente cr'itica de los
   compatriotas de Paz, un an'alisis l'ucido de la historia de M'exico y una
   b'usqueda autobiogr'afica de un autor al encuentro de su camino a partir
   de una sensaci'on de soledad hasta aquel momento de comuni'on perfecta
   llamada amor.

   Paz public'o El laberinto de la soledad en 1950, mientras viv'ia en
   Francia, y su examen de los mexicanos y su historia cre'o una manera de
   ver y pensar acerca de M'exico marcada en la sensibilidad mexicana. Sus
   discernimientos se han vuelto clich'es. En M'exico al estudiante
   principiante se le dice que de poder leer un solo libro acerca de
   M'exico, ser'ia ese.

   &Qu'e dice? Dice que los mexicanos viven detr'as de una m'ascara de su
   propia creaci'on y est'an, al final, siempre solos. Dice que para los
   mexicanos, hay dos tipos de mujeres: la Virgen de Guadalupe, la madre
   de todo y la protectora de los pobres e indefensos, y la
   seductora/puta, la chingada. Dice que para todos los compatriotas,
   hay un solo tipo de hombre, el macho, quien tiene que salirse con la
   suya. Y dice que en los mitos y fiestas, en el arte, en el amor, en la
   poes'ia, en el teatro y en las epopeyas, existe, tanto para el mexicano
   como para toda la gente, aunque por corto tiempo, el escape de la
   soledad.

   El p'arrafo que abre el segundo cap'itulo del libro, ``M'ascaras
   mexicanas'', ofrece una buena muestra de su estilo de prosa elegante y
   v'ivido:``Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o
   licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se
   preserva: m'ascara el rostro y m'ascara la sonrisa. Plantado en su
   arisca soledad, espinoso y cort'es a un tiempo, todo le sirve para
   defenderse: el silencio y la palabra, la cortes'ia y el desprecio, la
   iron'ia y la resignaci'on. Tan celoso de su intimidad como de la ajena,
   ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al vecino: una mirada puede
   desencadenar la c'olera de esas almas cargadas de electricidad.
   Atraviesa la vida como desollado; todo puede herirle, palabras y
   sospecha de palabras. Su lenguaje est'a lleno de reticencias, de
   figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay
   repliegues, matices, nubarrones, arcos iris s'ubitos, amenazas
   indescifrables. Aun en la disputa prefiere la expresi'on velada a la
   injuria: 'al buen entendedor pocas palabras'. En suma, entre la
   realidad y su persona establece una muralla, no por invisible menos
   infranqueable, de impasibilidad y lejan'ia. El mexicano siempre est'a
   lejos, lejos del mundo y de los dem'as. Lejos, tambi'en, de s'i mismo''.

   ``El objeto de nuestra reflexi'on -escribi'o Paz en El laberinto- no
   es diverso al que desvela a otros hombres y a otros pueblos: &c'omo
   crear una sociedad, una cultura, que no niegue nuestra humanidad pero
   tampoco la convierta en una vana abstracci'on?".

   As'i, ``la soledad, el sentirse y el saberse solo, desprendido del
   mundo y ajeno a s'i mismo, separado de s'i, no es caracter'istica
   exclusiva del mexicano. Todos los hombres, en alg'un momento de su
   vida, se sienten solos''.

   Casi medio siglo despu'es de haber escrito estas palabras, Paz cree que
   ellas ``siguen siendo verdaderas. No son ni pesimistas ni positivas,
   t'erminos que no me gusta emplear''. Agrega, sin embargo: ``Creo que
   M'exico por fin se est'a sobreponiendo a la gran crisis iniciada en el
   siglo XIX. Se est'a volviendo un pa'is verdaderamente moderno. Veremos
   si lo logramos o no. Esta es la gran pregunta para Latinoam'erica''.

   Traducci'on: Merry Mac Masters

   Nota: Entrevista publicada en su versi'on original en el suplemento
   Los Angeles Times Magazine del peri'odico Los Angeles Times el
   pasado 30 de abril, quien autoriza su publicaci'on en La Jornada.
   (Ellos publicaron la entrevista con el t'itulo de ``Conversaci'on con el
   alma de M'exico'').



   El periodismo es literatura a alta velocidad: Paz

   Anthony Day y Sergio Mu~noz/ II  El dramaturgo Hugo Hiriart, quien
   con frecuencia habla con Paz sobre temas tal como la naturaleza de los
   sue~nos y el dominio de la imaginaci'on, habl'o con nosotros en su
   confortable casa en el sector colonial de San Angel.

   Cuando Paz ``era adolescente'', dijo Hiriart, ``decidi'o que ser'ia uno
   de los grandes poetas del mundo. As'i que se fue de M'exico, se mezcl'o
   con las mejores figuras literarias en Europa y Estados Unidos y se
   volvi'o el poeta mejor conocido de M'exico''. Las vidas, como la
   historia, est'an sujetas al accidente y lo inesperado, pero
   ciertamente, muy pocos poetas norteamericanos forjaron su arte y sus
   carreras tan deliberadamente como Paz. De manera que encauzamos la
   conversaci'on hacia la poes'ia.

   Hab'iamos supuesto que la obra de Paz, al igual que el pensamiento de
   tantos compatriotas suyos, estaba influenciado en su mayor parte por
   Francia y lo franc'es. Eso es cierto, con particular influencia del
   poeta Guillaume Apollinaire y de Andr'e Breton y los surrealistas. ``Yo
   acostumbraba reunirme en el caf'e con Breton, Max Ernst, Joan Mir'o y
   muchos otros j'ovenes poetas y escritores'', dijo Paz. ``Yo no cre'ia
   mucho en la po'etica de los surrealistas ni en la 'escritura
   autom'atica', pero deseaba unir la poes'ia y la revoluci'on, y eso era,
   junto con sus ideas acerca de la libertad, lo que me atra'ia de ellos,
   aunque siempre tuve mis reservas. No tanto acerca de la moralidad o la
   pol'itica, sino en cuanto a la est'etica''.

   No sab'iamos del profundo cari~no que Paz guardaba hacia los poetas
   norteamericanos modernos, o lo mucho que le hab'ia impresionado de
   joven The Wasteland (Tierra bald'ia), de T.S. Eliot. Se inclin'o hacia
   adelante y deposit'o su taza de t'e en la mesa. Sus ojos se animaron y
   las palabras empezaron a brotar r'apidamente.

   ``Leer Tierra bald'ia fue una especie de revelaci'on. Era muy joven, y
   de alguna manera (Eliot) expresaba lo que yo sent'ia acerca de la
   civilizaci'on moderna. Yo era bastante izquierdista, y 'el fue un hombre
   religioso y muy conservador. Sin embargo, yo aprobaba su repugnancia
   por la vida moderna, la degradaci'on de la humanidad a trav'es de la
   homogenizaci'on del alma. De alguna manera, coincidi'o con mis propias
   ideas acerca de los tiempos. El fue un poeta que introdujo la historia
   en la poes'ia. Yo fui educado en la tradici'on simbolista y surrealista,
   donde el poema era algo muy subjetivo, algo que le sucede al poeta...
   para m'i, la gran novedad, primero en Eliot y luego en otros poetas
   norteamericanos (Ezra Pound, William Carlos Williams), fue la
   introducci'on de la realidad hist'orica de nuestro tiempo.... con la
   historia de la civilizaci'on occidental... Y eso, para m'i, fue el gran
   descubrimiento de la poes'ia norteamericana... no s'olo tratar con cosas
   subjetivas, sino temas universales''.

   La t'ecnica empleada por Eliot tambi'en era interesante, explic'o Paz.
   Modelado en parte despu'es de Apollinaire, quien a su vez tuvo como
   inspiraci'on los pintores cubistas, ``Eliot presentaba simult'aneamente
   diferentes aspectos de la vida en la ciudad moderna''. Esta es una
   t'ecnica que el mismo Paz utiliz'o con grandes resultados en sus cuatro
   largos y poderosos poemas, escritos entre 1969 y 1976 y reunidos en
   Vuelta, 1976. En el poema principal, tambi'en llamado Vuelta, Paz
   escribe, con ecos de Eliot:

   Camino sin avanzar estoy rodeado de ciudad

   Me falta aire me falta cuerpo

   Paz no escribe en la tranquilidad de su biblioteca, que prefiere
   utilizarla como un lugar para recibir a los amigos y conducir
   negocios. ``Escribo en un peque~no cuarto cerca de la rec'amara'', dijo,
   mezclando palabras en ingl'es, franc'es y espa~nol, sacudiendo su cabeza
   negativamente cuando pedimos verlo. Obviamente celoso de su intimidad,
   no quiso llevarnos all'i, porque eso hubiera significado ver su
   rec'amara. Sin embargo, nos confi'o que escribe con una pluma y
   papel:-No se puede escribir poes'ia en una computadora.

   Escribe, entrega su trabajo a una secretaria, quien lo mecanograf'ia;
   escribe a mano sus correcciones y le regresa las hojas para
   mecanografiar de nuevo.

   No tiene un horario fijo, dijo. Piensa en una idea durante mucho
   tiempo; luego, ``una vez que me siento a escribir, lo hago muy
   r'apido''.

   No fue ning'un accidente que, de joven, este escritor mexicano fuera
   atra'ido por poetas quienes se ocuparon no s'olo de temas personales y
   subjetivos, sino tambi'en universales.

   Octavio Paz naci'o en la Ciudad de M'exico en 1914. Su abuelo fue un
   intelectual/periodista/pol'itico. Su padre, Octavio Paz Sol'orzano, un
   abogado, se meti'o a la pol'itica y se convirti'o en un partidario del
   revolucionario Emiliano Zapata. Su madre, Josefina Lozano, fue hija de
   inmigrantes espa~noles. En 1920, despu'es de que el gobierno mexicano
   mat'o a Zapata y persiguieron a sus seguidores con una determinaci'on
   sangrienta, la familia de Paz se traslad'o a Estados Unidos,
   estableci'endose en Los Angeles, donde el padre de Octavio hab'ia
   trabajado como el representante del l'ider revolucionario.

   En Estados Unidos, el joven Octavio tuvo una de las experiencias
   determinantes de su infancia, a los seis a~nos, en el jard'in de ni~nos.
   Su ingl'es no era fluido. Su maestro se fij'o que no estaba comiendo su
   lunch. Le pregunt'o por qu'e. ``Cuchara, cuchara'', dijo, repitiendo
   la palabra en espa~nol. No sab'ia decirlo en ingl'es. ``Cuchara!
   Cuchara!", molestaron los ni~nos norteamericanos. Y acab'o pele'andose.
   Esta fue una de las tres veces en su infancia -escribi'o en su esbozo
   autobiogr'afico Itinerario-cuando se sinti'o totalmente solo,
   abandonado. ``Tal vez'', escribi'o, ``todo lo que he escrito sobre mi
   pa'is no ha sido otra cosa sino una reacci'on a tres experiencias de
   desamparo infantil''.

   Otra de las experiencias: de regreso a M'exico, Paz se sinti'o, de
   nuevo, fuera de lugar; solo. Y fue molestado, esta vez -con su
   conocimiento del ingl'es, sus ojos azules, piel blanca y pelo casta~no
   claro-por ser un ``gringo''.

   Sin embargo, su experiencia m'as temprana de abandono, y la m'as
   extra~na, vino, dice, cuando ten'ia tres o cuatro a~nos. ``Yo me percibo,
   tal vez debo decir que veo una figura borrosa, un bulto pueril,
   perdido en medio de un enorme sof'a circular, tapizado en seda gastada,
   justo en medio del cuarto... hay una fiesta en la casa pero el peque~no
   bulto llora y nadie viene. El bulto llora. Ha estado llorando durante
   siglos, pero nadie lo oye. Est'a perdido en un mundo que es, al mismo
   tiempo, familiar y distante, 'intimo e indiferente.... no recuerdo nada
   m'as''.

   ``Lo m'as probable es que mi madre haya acudido a consolarme: las
   mujeres son la puerta hacia la reconciliaci'on con el mundo''.

   Paz habl'o con suavidad en ingl'es, el cual es fluido, s'olo vacila de
   vez en cuando. Ha ense~nado en Harvard, la Universidad de Texas y la
   Universidad de Cambridge, Inglaterra. De vez en cuando, los ocho gatos
   de Paz maullaron y maullaron en el patio. ``Imag'inense'', Marie-Jos'e
   hab'ia proclamado, ``ocho gatos, cada uno con nueve vidas!".

   A partir de aquella visita infantil a Los Angeles, Paz pas'o mucho
   tiempo en Estados Unidos. Lleg'o a ese pa'is en 1944 con una Beca
   Guggenheim y se qued'o dos a~nos, trabajando en el periodismo, ense~nando
   en Middlebury College, en Vermont, y trabajando de repente aqu'i y
   all'a.

   El periodismo ``fue una buena preparaci'on para m'i", dijo, ``porque el
   periodismo es literatura a alta velocidad''.

   Otro ejercicio comprendi'o el doblaje al espa~nol de pel'iculas de los
   estudios MGM (en Nueva York). ``Fue interesante, porque intent'e muchos
   experimentos al seguir el movimiento de los labios y encontrando
   palabras que sincronizaban. Siendo un poeta, pude encontrar algunos
   ritmos y hacer las frases m'as lac'onicas''.

   De aquellos a~nos Paz dijo: ``Hist'oricamente ese fue un gran momento
   para Estados Unidos. Era el final de la guerra, y encontr'e a la gente
   llena de energ'ia. Tambi'en hab'ia algunos puntos negativos. Hab'ia
   discriminaci'on. Pero la cultura era muy vigorosa, e inauguraba una
   nueva era en la historia universal''. Encontr'o a los norteamericanos
   ``tan directos y abiertos -es es un gran m'erito de los
   norteamericanos... pero a veces es muy dif'icil hablar con ellos porque
   sus or'igenes son muy diferentes a los nuestros. Nuestros antecedentes
   intelectuales y existenciales son muy diferentes. Pero, de superar ese
   choque inicial, puede ser maravilloso''.

   En Los Angeles, conoci'o a los ``pachucos'', los Zoot Suiters, y
   escribi'o sobre ellos. Su imagen del pachuco no gust'o a los chicanos,
   quienes la encontraron condescendiente y francamente insultante. Le
   preguntamos al respecto; dijo haber o'ido de las quejas, pero no las
   justificaba. ``Sent'i atracci'on por este grupo de gente joven que
   estaba en rebeli'on. Su rebeli'on no fue ideol'ogica ni pol'itica. Era una
   rebeli'on de c'omo comportarse y vestirse. De alguna manera, para m'i,
   era una rebeli'on moral y est'etica. La est'etica es una de las armas de
   aquella gente que ha sido derrotada. Yo era mexicano y ten'ia las
   mismas ra'ices. Para m'i, eran v'ictimas''.

   Traducci'on: Merry Mac Masters




  
   M'exico ha pasado momentos peores; se impondr'a la voluntad de ser: Paz

   Ang'elica Abelleyra. En dos noches seguidas que encabez'o para
   comentar los tomos VII y VIII de sus Obras Completas, Octavio Paz se
   hizo al prop'osito de no emitir palabra alguna. Sin embargo, al t'ermino
   de la presentaci'on ayer de su libro sobre historia y pol'itica, El
   peregrino en su patria, no resisti'o la tentaci'on de hablar sobre
   M'exico y los momentos ``dif'iciles'' de hoy:``Hemos pasado momentos
   peores y creo que al final est'a la persistencia de los mexicanos, esta
   voluntad de ser se impone. Lo que me conmueve de mi pa'is es su
   voluntad de permanecer. Los mexicanos no debemos preocuparnos por
   saber el misterio de nuestra historia. Lo que debemos hacer es
   conservar esta voluntad, esta perseverancia y, claro, nuestra
   capacidad para inventar otro M'exico''.

   El poeta acudi'o a la Casa de los Azulejos, para escuchar desde la
   primera fila los comentarios de Enrique Krauze, Rafael Segovia y
   Fernando P'erez Correa sobre este libro que compila los escritos a lo
   largo de medio siglo de Paz sobre el M'exico de la antropolog'ia, la
   historia, la moral y la pol'itica.

   ``Cuando uno escribe no se da cuenta exactamente de lo que est'a
   haciendo. Aquellos autores que digan que son los due~nos de lo que
   escriben, tienen ilusiones excesivas acerca de los poderes misteriosos
   de la palabra. La palabra siempre va m'as all'a de las intenciones del
   autor, sobre todo si ese escritor es un literato y quiere ser un
   poeta. En el caso de los historiadores y soci'ologos (como los aqu'i
   reunidos) es m'as f'acil para ellos controlarse. Yo no puedo. Escrib'i
   El laberinto de la soledad en momentos de soledad tambi'en, con un
   plan vago que finalmente no cumpl'i en totalidad, en una situaci'on
   an'imica y emocional muy intensa. Despu'es, todo lo que he escrito ha
   sido una reflexi'on sobre mis circunstancias. Para m'i la poes'ia ha sido
   siempre la respuesta a las circunstancias y he hecho m'ia la f'ormula de
   Goethe, de que no hay m'as poes'ia que la de circunstancias'', coment'o
   el Nobel de Literatura, ante un auditorio acalorado en un saloncito
   que a todos parece decorado como un pastel.

   Esa condici'on circunstancial, Paz la traslada tambi'en a sus ensayos.

   Mis escritos, deline'o, son circunstanciales, cr'iticos, apasionados.
   ``Tratan de develar, descifrar una realidad, sobre todo descifrarme a
   m'i mismo. No es obra cient'ifica, es obra de escritor que quiere
   conocer el mundo que lo rodea para conocerse a s'i mismo y poder
   dialogar con ese mundo''.

   El cierre de Paz tuvo como respuesta los aplausos.

   Antes, el historiador Enrique Krauze ofreci'o una especie de biograf'ia
   pol'itica del escritor de 81 a~nos, ``m'as vigoroso que su abuelo, tan
   rebelde y revoltoso como su padre, que sigue en la trinchera con un
   siglo de experiencia y ve a M'exico en un mirador patriarcal'', ley'o
   para continuar:``Sus contempor'aneos se han ido, s'olo queda 'el. Pero no
   est'a solo. Su vida ha sido una met'afora de la tradici'on. Su obra es un
   milagro. En ella comulgan las generaciones de M'exico''.

   El autor de Biograf'ias del poder hab'ia hecho una emotiva disertaci'on
   sobre un autor que con 35 a~nos era ya ``un buzo en las aguas
   subterr'aneas y superficiales de M'exico'' y ``un alquimista en busca de
   la sustancia'' del pa'is, a trav'es de ese ``libro revelador'' y
   ``autobiograf'ia t'acita'' que es El laberinto de la soledad.

   Habl'o del abuelo Irineo y del padre don Octavio; el primero, un
   liberal que siempre tuvo como temas la libertad y el poder; el
   segundo, un revolucionario detr'as de la justicia y la igualdad. Sobre
   el poeta presente en Sanborn's de Madero, dijo que ``ser'a siempre un
   hijo de la Revoluci'on Mexicana'' que ha ido hacia ese movimiento a
   trav'es del acto po'etico.

   M'as adelante, Krauze descifr'o las actuaciones de Paz como diplom'atico,
   las cartas que envi'o a Carrillo Flores (in'editas) para reprobar la
   pol'itica mexicana respecto al movimiento estudiantil del 68, y las
   cr'iticas e ``incomprensi'on'' de la izquierda mexicana ante su postura
   contra el ``mito sangriento de la revoluci'on comunista''.

   En la lectura lo antecedi'o el escritor Fernando P'erez Correa, quien
   advirti'o algunos puntos nodales en la reflexi'on de Paz: la democracia
   es el medio para echar a andar a la Naci'on, para devolverle su
   libertad de acci'on''.

   Despu'es, Rafael Segovia hablar'ia del ``misterio'' que otorga toda su
   fuerza a El laberinto de la soledad, ``un libro paradigma'' en el
   que circulan la inteligencia y la libertad.



   Toledo, artista de extrema modernidad y de extrema antiguedad: Octavio
   Paz

   Ang'elica Abelleyra y Braulio Peralta =A4 Dice Octavio Paz que
   todav'ia espera ``la media hora favorable'', el momento propicio de
   inspiraci'on para escribir sobre Francisco Toledo, Vicente Rojo y de
   otros pintores ausentes en su vasto ejercicio literario sobre el arte
   contempor'aneo.

   Sin embargo, antenoche habl'o con La Jornada en torno del creador
   juchiteco:``En Par'is me entusiasm'o su aparici'on. Tuvo algo de
   milagroso en el mundo de aquellos a~nos. Su pintura me gusta mucho.
   &C'omo definirlo? Dir'ia una banalidad. Preferir'ia escribir algo, que
   decir opiniones de tipo period'istico. &Compararlo con (Rufino) Tamayo
   o cosas as'i? No. Es un temperamento de una gran originalidad''.

   ``Est'abamos hablando de las relaciones del mundo antiguo, del mundo
   precolombino con ciertos artistas mexicanos, no con todos.

   ``Yo creo que los muralistas, sobre todo (Diego) Rivera, ten'ian una
   comprensi'on intelectual, pero no profunda y emocional como la que tuvo
   Tamayo. En el caso de Toledo son m'as visibles la extrema modernidad de
   Toledo y la extrema antigedad de Toledo; adem'as 'el se mezcla con su
   inter'es por los artes primitivos de otras culturas, no s'olo de la
   mexicana''.

   Aunque de manera escueta, esta es la primera vez que el Nobel de
   Literatura se refiere p'ublicamente a Francisco Toledo.

   En su volumen Los privilegios de la vista II -que compila 50 a~nos
   dedicados a escribir sobre pintura, escultura, arquitectura y las
   formas y estilos que han marcado el arte mexicano desde la antigedad y
   hasta nuestros d'ias- la de Toledo es una de las omisiones m'as notables
   en su ejercicio cr'itico.

   En la restaurada Casa de los Azulejos, durante la presentaci'on del
   tomo VII de las Obras Completas del poeta, publicadas por el Fondo de
   Cultura Econ'omica (FCE), la historiadora Teresa del Conde y el pintor
   Miguel Cervantes coincidieron en lamentar la ausencia de varios
   creadores mexicanos en Los privilegios de la vista. Entre ellos,
   Francisco Toledo.

   Poco despu'es, ante el micr'ofono, Octavio Paz responder'ia: ``Lamento
   much'isimo no haber hablado como deber'ia de haber hablado de Toledo, de
   Vicente Rojo y de varios pintores. No he tenido esa media hora de
   inspiraci'on para escribir sobre ellos. Para m'i -agreg'o- el ejercicio
   de la cr'itica nace del entusiasmo. Pero ese entusiasmo tiene que
   coincidir con ciertos momentos propicios. La palabra inspiraci'on est'a
   quiz'a demasiado gastada, pero tiene que ver con eso''.

   Apenas una semana antes (jueves 4 de mayo), en un suplemento alrededor
   de Francisco Toledo publicado en este diario, el artista oaxaque~no
   recordaba el apoyo que Octavio Paz y Rufino Tamayo le hab'ian brindado
   durante su estancia en Par'is en los a~nos 60. Dijo: ``En Par'is conoc'ia
   Tamayo y a Octavio Paz. Los dos fueron muy importantes y bondadosos
   porque me apoyaron para quedarme [...] Reci'en llegado, gracias a
   Octavio Paz entr'e a la Casa de M'exico. Adem'as, frecuentaba su casa
   adonde nos junt'abamos con Nieto (Rodolfo); habl'abamos del amor y la
   nostalgia. Me acuerdo m'as o menos que Paz me dijo una vez: 'Toledo &y
   si por valija diplom'atica mandamos a traer una iguana estar'a usted m'as
   contento?'. Eso era un chiste pero, lo cierto, es que estar lejos a
   veces resulta pesado''.

   Con la presencia del poeta Aurelio Asiain, del moderador Danubio
   Torres Fierro, de Teresa del Conde y Miguel Cervantes, transcurri'o la
   noche del jueves para comentar Los privilegios de la vista II,
   t'itulo del volumen que enmarcaba la mesa del estrado, entre logotipos
   del Fondo de Cultura Econ'omica y Sanborn's.

   La acalorada sala, con sillas en extremo juntas, nunca lleg'o a verse
   colmada al tope, como sucede en cada presentaci'on p'ublica de Octavio
   Paz, quien esta vez se coloc'o en primera fila, al lado de su esposa
   Marie Jos'e y de Miguel de la Madrid Hurtado, director del Fondo.

   A sugerencia del moderador (que no lo fue tanto), Octavio Paz accedi'o
   a decir unas palabras al final de la sesi'on.

   ``Agradezco mucho la invitaci'on pero realmente no hab'ia preparado
   nada. Quiz'as pudiera referirme a las omisiones que han se~nalado. En
   efecto, la m'as importante es la de la pintura novohispana. La verdad
   es que me siento muy distante de esta pintura. En cambio, le dedico
   unas p'aginas entusiastas tanto a la arquitectura del siglo XVI como a
   la del XVII y XVIII'', puntualiz'o para luego hablar de las ausencias
   de Toledo y Rojo, comentadas al inicio de la nota.

   Para finalizar, el ensayista abund'o sobre el tema central de Los
   privilegios de la vista: la tradici'on de la modernidad, la conquista
   de la modernidad que es la conquista de la libertad, tema que hab'ia
   punteado Asiain en su texto.

   Y a~nadi'o Paz sobre el asunto: ``La historia del arte de M'exico es
   parte de la historia de las tradiciones, recreaciones, respuestas
   pol'emicas que hemos hecho los mexicanos hacia el mundo exterior y a
   las artes de fuera. Esta creo que es la historia del arte mexicano y
   probablemente del arte de todo el continente americano sin excluir a
   Estados Unidos que, entre par'entesis, al principio y muy iniciado el
   siglo XX, fue mucho m'as d'ebil que nosotros y no pudo oponer a la
   fascinaci'on europea sino una imitaci'on. En cambio, M'exico ha
   establecido un di'alogo pol'emico con el arte europeo''.

   Antes del comentario y del coctel con canap'es, muy mexicanos, se
   hab'ian sucedido los comentarios de Miguel Cervantes, Teresa del Conde
   y Aurelio Asiain, de quienes Paz destac'o la ``penetraci'on'',
   ``iron'ia'' y ``esp'iritu luminoso'', respectivamente.

   En primer t'ermino, Cervantes dijo que la publicaci'on est'a ajena al
   'animo enciclop'edico. ``Es un libro del gozo de ver, del gozo del
   lenguaje y la reflexi'on'', puntualiz'o al referirse a los supuestos de
   Paz en relaci'on al arte precolombino y a los pintores Hermenegildo
   Bustos, Jos'e Mar'ia Velasco y Jos'e Clemente Orozco, entre otros.

   En segundo t'ermino, vino la improvisada participaci'on de Teresa del
   Conde al destacar que en todos los libros de arte contempor'aneo en el
   mundo ``no cesa la menci'on de Octavio Paz'', y aplaudi'o la
   ``disposici'on'' del Nobel a abordar a algunos artistas eludidos hasta
   el momento, como Toledo.

   Para cerrar, Aurelio Asiain apunt'o que el volumen no surge del azar
   sino de la voluntad de la forma, por lo que se constituye en un libro
   alrededor del ``enigma de c'omo es M'exico y sus formas'', y en cuyo
   texto, dijo, hay un poema in'edito dedicado a Marie-Jos'e, que aqu'i
   publicamos.


``Toda la literatura de occidente versa sobre el amor o el
   poder...''

   Usen el adjetivo o etiqueta que quieran, pero no ``conservador'':
   Octavio Paz

   Anthony Day y Sergio Mu~noz/ III y 'ultima $ Hablamos primero con
   Octavio Paz un viernes. Ese mismo fin de semana nos quedamos en una
   vieja hacienda azucarera del Valle de Morelos, al otro lado de las
   monta~nas de la ciudad de M'exico, y m'as all'a de Cuernavaca. All'i nos
   dijeron que hasta un portero anciano hablaba de irse a California. No
   hab'ia o'ido de la Propuesta 187, pero al enterarse dijo que no le
   importaba. ``Justo hace una semana -coment'o-cien hombres de Tetecala
   (un pueblecito cercano) se fueron a buscar trabajo en el norte".

   El peso se desliz'o un poco m'as el d'ia que regresamos a la ciudad.

   Paz dijo: ``Es injusto, aunque natural y humano'' lo que se ha hecho
   del ex presidente Carlos Salinas de Gortari: un ``chivo expiatorio''
   de la presente crisis financiera. ``Salinas fue un hombre muy valiente
   en cuestiones de econom'ia. Hizo lo correcto al liberar la econom'ia del
   control estatal''. En el M'exico colonial, la riqueza del pa'is era
   propiedad del Estado. A partir de su independencia en 1821, la
   econom'ia vino a depender m'as y m'as del Estado, y todav'ia mucho m'as a
   ra'iz de la revoluci'on de 1910-1921. ``Por 'ultimo, la influencia
   marxista hizo al Estado m'as y m'as poderoso. Salinas rompi'o esta
   tradici'on de una vez por todas'' mientras intentaba modernizar el
   pa'is.

   El PRI -a~nadi'o-, creado para ser ``un partido moderadamente
   autoritario, a veces me recuerda el Partido del Congreso de la India.
   Ser'an muy diferentes los partidos, pero la funci'on es la misma:
   mantener la cohesi'on y la unidad en pa'ises donde las fuerzas
   centr'ifugas son muy poderosas''.

   Quer'iamos hablar m'as con 'el acerca de su propia pol'itica. ``Hagan lo
   que hagan con la entrevista'', nos dir'ia m'as tarde, ``no me llamen un
   conservador''. Su petici'on reflejaba lo que sab'iamos de su historia
   pol'itica.

   Como es costumbre en un intelectual mexicano, Octavio Paz empez'o como
   un escritor de la est'etica. En su juventud, el fascismo hab'ia
   oscurecido Italia y se estaba revelando de manera a'un m'as aterradora
   en Alemania. A muchos intelectuales de todo el mundo, el marxismo los
   atrajo con la embriagadora tentaci'on del antifascismo, y Mosc'u era
   visto como un faro de justicia. En Espa~na, los fascistas, guiados por
   Francisco Franco, intentaban, con ayuda alemana e italiana, derrocar a
   la rep'ublica espa~nola sostenida por Mosc'u. En 1937, cuando a los 23
   a~nos ya era un poeta publicado, acept'o la invitaci'on del chileno Pablo
   Neruda y del espa~nol Rafael Alberti, para asistir a la Segunda
   Conferencia Internacional de Antifascistas en Espa~na.

   A su regreso se ocup'o de lo que describe como su ``actividad pol'itica
   m'as intensa''. Trabaj'o con refugiados espa~noles republicanos en
   peri'odicos literarios y pol'iticos. Para ese entonces hab'ia comenzado a
   alejarse del c'omodo izquierdismo que practicaban sus compa~neros
   escritores de Am'erica Latina. En Espa~na ``los comunistas hab'ian
   empezado a hacerme dudar''. Pero a su regreso hab'ia cooperado con
   ellos: ``yo todav'ia era un compa~nero de viaje''. Sin embargo, poco a
   poco, influenciado por eventos, como el pacto sovi'etico-nazi de no
   agresi'on en 1939, el asesinato de Le'on Trotsky en M'exico ordenado por
   Stalin en 1940, empez'o a alejarse, y ya para 1943 hab'ia renunciado al
   peri'odico izquierdista.

   Paz ten'ia treinta y tantos a~nos y estaba en plenas facultades
   creativas. Vivi'o en Francia, visit'o la India y Jap'on, luego regres'o a
   M'exico en 1953 despu'es de residir nueve a~nos en el extranjero. Fue,
   explica, ``una verdadera gestaci'on, s'olo que en reversa: afuera en vez
   de adentro de mi pa'is de nacimiento''.

   Al t'ermino de aquella estancia fuera de M'exico hab'ia separado los
   hilos entrelazados de la poes'ia y la pol'itica. ``Fue antes de 1950 que
   yo hab'ia cambiado de idea respecto a la noci'on de que la poes'ia era un
   arma para la revoluci'on. Pero tambi'en descubr'i que la idea de la
   poes'ia como la personificaci'on de la revoluci'on era absurda. En aquel
   entonces tambi'en llegu'e a la conclusi'on que la revoluci'on en la URSS
   hab'ia sido una gran cat'astrofe''.

   Algo nost'algico, expres'o: ``estuve muy aislado en M'exico aunque ten'ia
   muchos amigos disidentes de la izquierda''.
  La ruptura de Paz con los comunistas, antes que otros intelectuales de
   Am'erica Latina, no se dio sino hasta fines de los a~nos setenta. Cuando
   rompi'o, la izquierda reaccion'o furiosa. ``Conservador'', ese adjetivo
   que odia, fue el m'as moderado de las etiquetas que le lanzaron sus
   miembros. Incluso, fue acusado de ser un operativo de la CIA. Y la
   izquierda todav'ia no le ha perdonado los programas que posteriormente
   hizo para la servil y progubernamental cadena de televisi'on, Televisa.


   Pero, a pesar de los insultos, a menudo rasgo de las pol'iticas
   intelectuales mexicanas, Paz nunca ha sido un hombre de derecha.
   Despu'es que el Ej'ercito dispar'o y mat'o a un gran n'umero de estudiantes
   que se manifestaban en la Plaza de Tlatelolco de la ciudad de M'exico,
   renunci'o como embajador en la India, en protesta contra el gobierno. Y
   en ese instante, se convirti'o en un h'eroe en M'exico, venerado por
   j'ovenes y respetado por aqu'ellos que no s'olo desaprobaban la represi'on
   militar sino que exig'ian democracia.

   Desde entonces, ha seguido criticando las convenciones pol'iticas y
   art'isticas de la vida mexicana. ``La cr'itica -ha escrito- es lo que la
   imaginaci'on ha aprendido en su segunda vuelta. Despu'es de haberse
   curado de la fantas'ia, es una imaginaci'on que ha decidido enfrentar la
   realidad del mundo''.

   En nuestra segunda y 'ultima visita a Paz, desv'iamos la discusi'on hacia
   su trabajo reciente.

   En 1993, escribi'o un libro extraordinario: La llama doble, que es un
   relato enciclop'edico de la correlaci'on entre el sexo, el erotismo y el
   amor en las obras de Plat'on, los poetas medievales de Provenza y
   Jap'on, Gustave Flaubert, James Joyce, el Marqu'es de Sade y Sigmund
   Freud. ``Este libro sobre la India'', explic'o Paz en referencia a
   Vislumbres de la India, recientemente terminado, ``as'i como La
   llama doble, los escrib'i bastante tarde en mi vida; pero ambos son
   libros que hubiera querido escribir hace muchos a~nos. Poco a poco
   estoy saldando las deudas contra'idas conmigo mismo con un retraso de
   por lo menos 20 a~nos''.

   Quer'iamos saber m'as acerca de su larga reflexi'on sobre el amor, tema
   siempre presente en su vida.

   ``Nunca estamos solos'', contest'o como si diera respuesta a las
   ansiedades del ni~no y las preguntas del hombre joven que alguna vez
   fue. ``Siempre estamos con el otro, alguien que pertenece al mismo
   mundo pero es diferente -y esa es la esencia de, quiz'a, el secreto de
   la atracci'on...

   ``El amor es parte de la vida humana. En el mundo animal existen
   pasiones sexuales. Pero la cultura ha invitado a un nuevo dominio:
   aquel tipo de relaci'on que llamamos amor. El amor es un invento de los
   hombres...

   ``Todas las sociedades han conocido el amor, algunas incluso han
   reflexionado sobre el amor: la India, China, Jap'on. Provenza... Toda
   la literatura de la civilizaci'on occidental es acerca del amor o
   acerca del poder... El amor pertenece al reino de la libertad, el amor
   es uno de aquellos momentos en que los hombres pueden alcanzar la
   libertad; no siempre, sino por un momento, por un instante de
   reciprocidad''.

   La entrevista llegaba a su fin. Ten'iamos que correr al aeropuerto a
   tomar un avi'on, y Marie-Jos'e entr'o a la biblioteca. Quer'ia saber c'omo
   nos iba. Paz la mir'o con la misma pasi'on que le ha profesado durante
   los 'ultimos 30 a~nos. Mientras nos prepar'abamos para decir adi'os, vimos
   su cara feliz. Nos hab'ia dicho que era un hombre feliz, simplemente
   porque ``Marie-Jos'e existe: eso es todo''.

   (Traducci'on: Merry Mac Masters)


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   En Nueva York otorgar'an a Paz el Doctorado Honoris Causa en Letras

   Notimex, Nueva York, 13 de mayo $ La Nueva Escuela de
   Investigaci'on Social de Nueva York otorgar'a el pr'oximo 23 de mayo un
   Doctorado Honoris Causa en Letras al escritor mexicano y premio
   Nobel de Literatura 1990, Octavio Paz, informaron fuentes de ese
   centro.

   La instituci'on acad'emica reconocer'a la labor del poeta y ensayista, en
   una ceremonia en la que el profesor em'erito de la Universidad de
   Columbia, Robert K. Merton, tambi'en recibir'a un grado honorario,
   agregaron.

   Paz fue objeto de un amplio homenaje en Nueva York el a~no pasado con
   motivo de su 80 aniversario, en una serie de eventos que incluyeron la
  lectura de sus poemas, conferencias y simposios sobre su trayectoria.
   La obra de Paz es conocida a nivel internacional. Algunos de sus
   trabajos de prosa m'as conocidos, entre ellos El laberinto de la
   soledad, han sido traducidos al idioma ingl'es.

   La Nueva Escuela de Investigaci'on Social incluye diversas centros,
   entre ellos el Colegio Eugene Lang, el Colegio Mannes de M'usica, la
   Facultad de Ciencias Pol'iticas y la Escuela de Graduados en
   Administraci'on y Pol'itica Urbana.

   Junto con Paz y Merton, otras personalidades que recibir'an grados
   honorarios son el director ejecutivo de la organizaci'on
   Trans'africa/Trans'africa Forum, Randall Robinson, quien apoy'o la
   transici'on pac'ifica a la democracia en Hait'i. Tambi'en ser'a reconocida
   la labor del vicepresidente de la firma General American Investors,
   Company, Inc., y presidente del Consejo de Fideicomisarios de la Nueva
   Escuela de Investigaci'on Social, Malcolm B. Smith.

   El reconocimiento que recibir'a Paz se sumar'a a una larga lista de
   distinciones de que ha sido objeto por parte de instituciones
   acad'emicas y gobiernos de diversos pa'ises.